Cada Carnaval cierto número de jóvenes de diferentes sectores, se reúnen para generar desórdenes en los diferentes eventos que comandan las reinas central e infantil.
Esa fotografía se repite en los diferentes desfiles, impidiendo que la comunidad observe con tranquilidad el colorido de las comparsas, y de las reinas que se esfuerzan por mostrar sus hermosos vestidos alrededor de los iconos del Carnaval.
La circunvalar y la calle Ancha, se convierten en el sitio predilecto donde los jóvenes se enfrentan, lanzando todo tipo de artefactos como piedras y botellas.
Esos problemas de inseguridad están generando que menos comparsas y disfraces participen de las actividades que se programan durante la temporada del Carnaval, lo que debe llamar la atención de la administración Distrital para definir algunas estrategias que salven una de las fiestas más antiguas de América.
Los problemas de inseguridad también se presentan por otros factores como control de territorio, ajuste de cuentas entre bandas, intolerancia entre otros.
Los jóvenes generadores de violencia actúan de manera libre en la capital de La Guajira, mantienen el control en las comunas y atentan contra la tranquilidad de una ciudadanía que se siente acorralada.
Toda esa situación lo que demuestra es que la ciudad está a merced de los violentos, razón suficiente para que el Comando de Policía de La Guajira recupere el control, y para que el alcalde del Distrito, Genaro Redondo, imponga la autoridad que está exigiendo la comunidad.
El llamado también a los padres de familia, pues ellos representan la primera autoridad en el hogar y deben de alguna manera estimular en sus hijos el buen comportamiento.
Llegó la hora de que esta nueva administración muestre con hechos, que sus esfuerzos por trabajar una estrategia de cultura ciudadana ayudarán a que los jóvenes ocupen su tiempo libre de una manera útil.