Parece que en la Alta Guajira rondara un extraño affaire. Bandas extremadamente armadas circulan, acampan, hacen formaciones de corte militar, patrullan, y al parecer cometen ilícitos en lo que, hasta hace un tiempo, fue la zona más tranquila del territorio nacional.
El último hecho ocurrió ayer al terminar la mañana, cuando hombres provistos de armas largas y cortas, asaltaron un camión 350 que transportaba pasajeros y productos. Se llevaron al dueño del automotor, dejaron al resto de ocupantes en pleno desierto, pero se llevaron sus pertenencias, alimentos y demás productos que al parecer traían desde Venezuela.
Nadie alcanza a entender cómo teniendo a uno de los mejores ejércitos de Sudamérica, que deben controlar el desierto de la extrema guajira, existan grupos que tienen campamentos, forman, y mantienen autonomía en una región en donde los indígenas comienzan a sufrir las inclemencias de la inseguridad.
Hace poco un hombre con acento interiorano, prácticamente obligó a una familia wayuú a venderle su propiedad arriba de Uribia, solo pagó 7 millones de pesos a una vieja líder por la vivienda. La familia reclamó, pero el comprador parece tener unos poderes imposibles de quebrantar.
Todos recuerdan el secuestro de un hijo del gerente de la operadora de la Triple A. El joven regresó a su casa, pero sin entregar información de cómo fue su liberación.
Los turistas que se arriesgan a visitar esa hermosa región sufren muchísimo, cada vez que viajan, inicialmente deben sortear los peajes que ponen los pobladores cada 10 metros para exigir un pago por el paso.
Pero también se han presentado eventos en donde los afectados son miembros de los medios de comunicación. Un grupo de periodistas oriundos del departamento del Quindío, fueron interceptados por hombres armados y uniformados, obligaron a los informadores a salir de ese territorio. Ellos han señalado a las empresas extractoras, entre ellas a Cerrejón, de ser los responsables.
Estas prácticas en la Alta Guajira no se habían visto, mucho menos ejercidas por una empresa como Cerrejón, que en las últimas horas emitió un comunicado en donde desmiente cualquier participación en un acto, el cual fue rechazado públicamente.
“Cerrejón es enfático en rechazar todo acto de violencia en el territorio wayuú, por lo que se solidariza con la Organización Nación Wayuu y los periodistas involucrados, y solicita a las autoridades una investigación inmediata que permita esclarecer estos hechos y encontrar a los responsables”, asegura la empresa en un comunicado.
¿Quién ejerce el control? Los comunicadores aseguran que fueron hombres armados. ¿Y el resto de delitos? ¿Quién ataca a los wayuú? ¿Quiénes atentan contra las empresas de energías y Cerrejón?
La Guajira merece una profunda explicación. Los gobiernos territoriales deberán ponerse al lado de las autoridades legítimamente conformadas, junto con la sociedad civil y todos los antiguos pobladores, construir un frente común, para frenar la penetración ilegal.