El inicio de la demolición del viejo puente sobre el Riíto con un taladro neumático en la ciudad de Riohacha, generó todo tipo de reacciones de la comunidad porque se estaba faltando a un compromiso suscrito con la Administración Distrital.
Si bien es cierto que en el contrato de construcción del nuevo puente viabilizado por el Departamento de Prosperidad Social incluía la demolición de la antigua infraestructura, también lo es que la comunidad solicitó por escrito a la Administración Distrital su intervención para mantenerla para que haga parte de la ampliación del malecón que viene impulsando el Gobierno departamental de La Guajira.
La ciudadanía entonces recurre nuevamente a las vías de hecho porque sienten que poco importan sus opiniones sobre el futuro del viejo puente, lo que debe generar una alerta al interior de la administración porque con esas actuaciones aumenta la desconfianza de la comunidad.
Los compromisos que se suscriben deben ser respetados y de incumplirse se debe informar de manera detallada para evitar desavenencias y reacciones negativas.
Los trabajos de demolición dejan otras consecuencias como que la Corporación Autónoma Regional de La Guajira, realizó una inspección para tomar las acciones legales pertinentes, teniendo en cuenta que no existe un permiso de ocupación de cauce de playa y lecho para esas obras.
La autoridad ambiental también recomendó que se contemplara la posibilidad de dejar el puente existente y adecuarlo como vía peatonal toda vez que los impactos ambientales por la demolición podrían ser mayores que al mantenerlo con las respectivas adecuaciones.
Todo ello indica entonces que existen suficientes razones para que el viejo puente del Riíto siga en su sitio, y logre integrarse al malecón obra que impulsa el Gobierno departamental de La Guajira como un proyecto de alto impacto para el turismo.
Le corresponde entonces al alcalde del Distrito de Riohacha, Genaro Redondo Choles, informar quien autorizó los trabajos de demolición del antiguo puente, y las decisiones que vienen para atender las solicitudes de una comunidad que sigue defendiendo su permanencia en el sitio que ha ocupado desde su construcción y que une al barrio Villa Fátima con el centro de la ciudad.