Nuevamente en La Guajira conocemos la dolorosa noticia de los casos de suicidio que se han presentado, los cuales siguen afectando a menores indígenas y adultos particulares. Sin que llevemos una estadística mortuoria, las informaciones judiciales nos conducen a concluir que puede existir un alto número de suicidios en menores de 18 años de la comunidad wayuú quienes han tomado la fatal decisión de quitarse la vida, sin que se conozca oficialmente por parte de la secretaría de Salud de los municipios y el Departamento, cuáles son las causas y prevención que conduzca a frenar un flagelo que enluta a muchos hogares.
Durante el 2023 los mayores casos que conocimos comprometieron a las niñas indígenas y en lo que va corrido del 2024 el fantasma del suicidio compromete a jóvenes de sexo masculino, pero también las macabras cifras atientan a los particulares adultos, pero más allá del análisis de los casos que se han presentado, son campanazos que ya han debido pasar de la alerta a la acción de las autoridades del departamento y el país para no dejar que este monstruo siga creciendo y diezmando a nuestros hermano.
El suicidio en cualquiera de sus manifestaciones o modalidad no deja de ser un problema de salud pública, no importa que el mismo esté rodeado del descuidado familiar del suicida, los estigmas o cualquier tipo mitos que ocasiones el hecho. La muerte de una persona es un fuerte golpe emocional para sus parientes y allegados ya que tener un caso de suicidio en la familia genera unos impactos negativos y en muchos casos no deja de crear sentimientos de culpa a todos los que rodearon en vida al fallecido, además predomina el cuestionamiento, en otros el sentimiento de culpa, mientras que los padres quedan preguntando a dónde estuvo la falla
Con la cantidad de caso que se han conocido en lo que va corrido del 2024, urge que las autoridades sanitarias activen la política pública de juventud, niños y adolescentes para tenderles una mano a las familias guajiras que han resultado afectadas por el suicidio de uno de sus miembros. Queda claro que el fantasma del suicidio ya no es un tabú y se debe hablar y tratar abiertamente en el seno familiar, con la asesoría de los profesionales de la salud mental. Por ello es absolutamente necesario sugerir a los padres que estén atentos al cambio de comportamiento de sus hijos. Observarlos de cerca y dialogar con ellos sobre el problema que los está aquejando.
Quienes tengan la responsabilidad de la crianza, deben estar alerta ante el asomo de cualquier manifestación de carácter depresivo ya que la depresión es uno de los principales factores que puede llevar a un joven a tomar la fatal decisión.