La violencia que se vive en la ciudad de Riohacha acabó con la vida del cantautor y empresario Jaime Molina Rincón, quien fue asesinado en medio de un atraco al que no se opuso por una persona que se desplazaba en motocicleta.
El hecho enluta a una familia de bien, y deja huérfano a un niño de diez años, quien no logra comprender porque hoy no disfruta de la presencia de su padre que cada mañana lo llevaba al colegio.
El asesinato de este joven que le cantaba a la vida es la expresión de una ciudad donde los violentos la tienen secuestrada, y donde su gente simplemente se siente desprotegida.
Este hecho de violencia que generó todo el repudio de la comunidad, exigiendo justicia y la captura de quienes asesinaron a Jaime, es la fiel fotografía de la manera como las autoridades se han dejado cercar por quienes asesinan sin ningún tipo de reparo.
Duele el alma que se acabe con la vida de una persona trabajadora y honesta, hecha a pulso y con muchos sueños por cumplir.
El caso de Jaime no es el único, las estadísticas dan cuenta de más personas asesinadas por robarles un celular, o una prenda por grupos delincuenciales que encuentran una manera de ganarse la vida.
La administración Distrital, debe mirar con otros ojos lo que está pasando porque no se concibe como no se cuenta con cámaras de video de seguridad, ni con tecnología y personal para capturar a quienes siguen delinquiendo en el territorio.
La ciudad no puede seguir en manos de los violentos que acechan en cada esquina, que restringen la locomoción de los ciudadanos y que encuentran en la violencia un modelo para quebrantar la ley.
El gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar Deluque, y el alcalde Genaro Redondo, tienen la palabra para responder por la seguridad ciudadana, llegó el momento de mostrar resultados y solo se logrará en la medida que se exija al comando de Policía y la Fiscalía la captura de quienes siguen delinquiendo en el Departamento.