Cada día llegan más campesinos, indígenas, afrodescendientes, en busca de ayuda humanitaria a Riohacha, Tomarrazón, Juan y Medio y Las Palmas, en donde se encuentran concentradas casi 600 personas que temen perder la vida, al quedar atrapadas en una guerra desatada, entre bandas armadas que han tomado la zona montañosa del pie de monte de la Sierra Nevada, para esconderse, y desde allí seguir operando en el anonimato.
El éxodo masivo va en aumento. Lo extraño es que solo la semana anterior, el Gobierno nacional dio muestra de enterarse de lo que aquí está ocurriendo, ocasionando el abandono de cientos de hectáreas de tierras dedicadas a la siembra de productos para alimentación de una parte de los ciudadanos guajiros.
En Riohacha se han censado a por lo menos 500 personas que hacen parte de núcleos familiares que habitan hermosas tierras como Limonar, en donde a comienzos de siglos, se vivieron momentos de tristezas, luego de la muerte de por lo menos 20 personas, sacadas de sus casas y acribilladas a balazos, sin que, finalmente se conocieran con certeza, a sus verdaderos autores.
Hoy la historia se repite. Hombres armados, vistiendo prendas de uso privativo del Ejército colombiano, han venido ocupando toda la cuenca del río Tapias, de donde intentan controlar toda la actividad financiera que se genera con la producción bananera y de palma. También controlan el paso de camiones que transportan carbón desde los santanderes, hasta Puerto Brisas en el municipio de Dibulla.
La paz se volvió a perder en esta zona. La gente prefiere poner a salvo sus vidas que vivir con el sonido del tableteo de las ametralladoras, y la amenaza continua de los armados que llegan a tocar las puertas de los campesinos, indígenas y afros, para exigirle pagos y entrega de alimentos.
El Distrito de Riohacha se encuentra en ‘banca rota’, por no decir otra cosa. La única fórmula viable para poder enfrentar la crisis humanitaria, fue expedir el Decreto 055 en donde se declaró la emergencia humanitaria y la urgencia manifiesta, para atender el desplazamiento forzado.
A los secretarios de Gobierno del Departamento en cabeza de Misael Velázquez y del Distrito de Riohacha en manos de Wilson Rojas Vanegas, les ha correspondido afrontar la situación con las manos limpias, no hay dinero, solo la experiencia y las ganas de estas personas de poder contribuir en algo con la pena que arrastran las personas que a diario bajan de la sierra, tras abandonar lo poco que tenían.
Se espera que la urgencia manifiesta y la emergencia humanitaria se constituyan en herramienta jurídicas para ayudar verdaderamente a quienes lo han dejado todo para salvar sus vidas. Ya tenemos experiencias adversas en el pasado, en donde la plata se queda atravesada en otros lugares, sin que se cumplan con los verdaderos propósitos, y objetivos que establece la ley.