La ola de inseguridad en el sector rural del Atlántico continúa en aumento. En la madrugada del jueves, un grupo de al menos 15 hombres armados irrumpió en la finca El Socorro, ubicada en la carretera La Cordialidad, entre Galapa y Baranoa. Los delincuentes sometieron y amordazaron a los empleados, sacrificaron siete reses preñadas y en plena producción lechera, y se llevaron costosos equipos agrícolas.
Los hechos ocurrieron en horas de la noche del miércoles y se extendieron hasta la madrugada. Según testigos, los delincuentes primero ingresaron en grupos pequeños, asegurando la zona, para luego permitir el acceso de un camión en el que llegó el resto de los asaltantes. Con la finca completamente bajo su control, los criminales procedieron a sacrificar las reses y cargar la carne en el vehículo. También sustrajeron una motobomba y otros equipos de uso agrario antes de abandonar el lugar.
La escena del crimen fue descubierta en la mañana del jueves por el conductor del camión encargado de recoger la producción de leche. Al notar la presencia de los restos de las reses y encontrar a los empleados maniatados, el hombre procedió a liberarlos y a dar aviso inmediato a los dueños de la finca.
Este ataque no es un hecho aislado. Los propietarios de la finca denunciaron que esta es la quinta vez que son víctimas de un robo de esta magnitud en los últimos cuatro años. «Pareciera que fuera la misma banda de siempre. La vez pasada intentamos coordinar con la Policía un frente de seguridad rural, pero después de dos reuniones el proyecto quedó en el aire y nunca se implementó. Ahora vemos las consecuencias: más robos y más pérdidas», declaró uno de los afectados, quien prefirió mantener su identidad en reserva.
Las pérdidas ocasionadas por este nuevo robo ascienden a más de $50 millones, una cifra que impacta gravemente a la economía de los productores agropecuarios de la región, quienes aseguran que el abigeato y los robos de equipos han ido en aumento en los últimos años.
A pesar de la magnitud del caso, los propietarios de la finca expresaron su inconformidad con la reacción de las autoridades. «Fuimos a la Policía de Galapa para reportar lo sucedido, pero no nos prestaron atención. Solo logramos que la Sijín de Barranquilla atendiera el caso después de contactar a un funcionario de la Alcaldía», denunciaron.
Esta situación ha generado preocupación entre los ganaderos y productores del Atlántico, quienes exigen una respuesta contundente por parte de las autoridades. «Estamos completamente desprotegidos. Los delincuentes actúan con total impunidad, y ni siquiera contamos con patrullajes en la zona», enfatizó uno de los afectados.
Las autoridades han anunciado que se encuentran investigando el caso, pero los ganaderos insisten en que se necesitan acciones concretas para frenar esta ola de inseguridad que afecta a los productores del sector rural en el departamento.