Con un llamado a atender integralmente a las niñas y adolescentes víctimas de violencias basadas en género y feminicidios, la directora general del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Astrid Cáceres, insistió en que este es un fenómeno que debe ser visibilizado.
Durante su participación en la mesa de seguimiento Feminicidio y Violencia de Género, convocada por la Procuraduría General en Barranquilla, Cáceres mencionó las cifras entregadas por organizaciones sociales que dan cuenta que son 30 los feminicidios en menores de 18 años que se han presentado en todo el país durante este 2024.
“Esto subraya la necesidad de visibilizar y abordar este fenómeno con un enfoque integral que considere tanto el curso de vida como la perspectiva territorial. El feminicidio en niñas y adolescentes no es un hecho aislado, está estrechamente relacionado con otras formas de violencia de género como la violencia sexual, la trata de personas, la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil”, manifestó la funcionaria.
En muchos lugares, dijo, están naturalizadas todavía las relaciones patriarcales donde el hombre cree que posee a las mujeres y cuando son adolescentes entre 16 y 18 años la afectación emocional puede ser más fuerte y también la vulnerabilidad, entonces son presa fácil para algunos depredadores y debemos tener las alertas para poder defenderlas.
Por ello, hizo un segundo llamado a generar cambios culturales en torno a la violencia basada en género para transformar las actitudes y comportamientos de la sociedad, así como también una reestructuración de las culturas institucionales.
“Nuestro compromiso es claro: erradicar la violencia de género y garantizar un entorno seguro y equitativo para todas las mujeres y niñas en Colombia”, puntualizó.
Entre enero y mayo de 2024, Bienestar Familiar abrió 6.579 Procesos Administrativos de Restablecimiento de Derechos por violencia sexual, de los cuales el 87% correspondieron a niñas y mujeres adolescentes.
Violencia de las bandas criminales
Un desencadenado aumento en los casos de violencia contra la mujer en el país, refirió la Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco, cifras engrosadas no solo por situaciones desencadenadas en el contexto intrafamiliar, de pareja o expareja, sumándose ahora las acciones de grupos criminales, que tienen a las mujeres como víctimas directas en sus enfrentamientos.
En su intervención en la mesa de seguimiento a la violencia de género convocada en Barranquilla, la Procuradora insistió sobre la necesidad de aunar esfuerzos para evitar la violencia en contra de las niñas, las adolescentes y las mujeres, y dejar atrás el panorama actual, que sigue siendo desalentador. “Es un llamado urgente desde la corresponsabilidad que tenemos por mandato constitucional el Estado, la sociedad y las familias”, refirió.
Precisó que la violencia intrafamiliar y de pareja, siguen desatando el mayor número de feminicidios en el país, preocupante panorama teniendo en cuenta que según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entre enero y abril de 2024, se registraron 15.766 casos de violencia contra mujeres en contexto familiar y de 11.505 eventos en contexto de pareja.
Para Cabello Blanco, fortalecer la sensibilización y la educación a través de campañas masivas de comunicación y pedagógicas, el empoderamiento económico de la mujer, el mejoramiento de las rutas de atención, la administración de justicia con actuaciones prontas y eficientes, son acciones apremiantes que se deben articular para combatir y erradicar la violencia contra la mujer.
En Colombia, los feminicidios, además de ser frecuentes, se producen incluso cuando las víctimas, previamente, han solicitado la protección del Estado. Este escenario, además de no tener justificación, tiene un enorme impacto negativo en la legitimidad de la gestión pública y mina la confianza en las instituciones.
Finalmente, la jefe del Ministerio Público enfatizó en que debe ser prioritaria la protección y apoyo de las víctimas, la disposición de las Casas Refugio, las líneas de ayuda y denuncia, añadiendo que debe considerarse un trabajo de prevención y atención temprana con los hombres, cuando se identifiquen acciones o comportamientos con patrones machistas y patriarcales, para su tratamiento y orientación.