Padre Nuestro que estás en el Cielo, y en la Tierra, amor, esperanza, en bálsamo de tranquilidad del mundo entero; derrama sobre Loretico el don divino de la eternidad; ese ser espiritual que te acompaña en el templo del Señor, y espiritualmente en el crucifijo de la bondad Divina de su descanso eterno; mensajero incansable de sus familiares; ancestros, además de ese noble y generoso tronco; mi hermano sabio en sus raíces, ancestral de la Tierra Amable de La Guajira, Barrancas.
Tenía un suave y melodioso sentir, su nobleza, sencillez y empatía comunitaria se esfumaron con sorpresa; y una gran nostalgia, tristeza, se refleja en sus familias; compañeros de trabajo, amigos que sufren con el dolor en su alma.
Fuente de sabiduría que brindaba en vida y compartiendo con alegría con un sentido de vida descompilado, con sus amigos; su esperanza de padre, excelso trabajador, ecuánime, probo y loable en su proceder cotidianamente con sus hijos unidos en familias, Gómez Soto Ospino y cúmulo de amistades en noble y generoso corazón.
Señor, había en su voz, gestos, talentos, y el dulce acento de la ternura, carismático, social y sus manos llenas de proyectos, aspiraciones barranqueras, sueño que tejía con su mente y grandeza de hombre honesto y emprendedor que fabricaba con sus realidades panales de dulzura y que jubilosamente repartía para todos, el que le solicitaba un favor o una oportunidad de vivir, mejor con una radiante sonrisa. Murió con los anhelos más grandes y profundos de ver crecer y triunfar en lo que sabía hacer, vivir alegre con los demás políticos, politólogos, empresarios, gallero fino, ganadero y emprendedor junto con sus hijos, hermanos, familiares; impulsaba; primogénito Dr. Juan Loreto Gómez Soto, junto a la Cámara de Representantes.
Señor, que su vida sacrificada tan llena de carisma y liderazgo sirva para que Dios nos bendiga; nos permita recordarlo siempre con amor reflexivo en nuestros corazones, hoy fungidos en el dolor de su desaparición terrenal. Se queda toda su inmensa familia de este prestigioso hogar; y muchas más de su estirpe prodigioso a su política sensata, gallero, ganadero, empresario, y amante de la tranquilidad. Solidario con la Dra. María Cristina ‘Tina’ Soto Gómez, representante a la Cámara.
Lo conocí siempre con una misión y visión a Barrancas, su fervor y sus obras serán perennes porque en ellas hiciste una semblanza de la hermandad fraternal en lazos de unión en tu noble corazón, sirviendo; con honestidad, dignidad y probidad e impolutamente, mi Loretico que conocí en vivencias festivaleras en las galleras: Loretico vivía la vida con un sentido de misión, era su clave de la felicidad solidaria.
Señor, cubre su cuerpo con la sangre de Cristo y de su morada de la Virgen del Pilar; lo recordaremos eternamente con los dones de la sabiduría de nuestro Señor Jesucristo, porque somos parte de un maravilloso milagro, cuyo cuerpo es la naturaleza milagrosa, y cuya alma sabia es destello de grandeza moral y espiritual a la imagen y semejanza en Dios Cristo Redentor. Amén.
Paz en su sagrada y morada tumba, descansando en la paz del Señor. vivía su vida con sentido de misión, sirviéndole con su esposa ‘Tina’. Sirviendo altruistamente; Loretico, un mes en el Cielo, con Dios eternamente: Noviembre 20, diciembre 20, 2021, Paz y amor en su tumba.
Pueblo barranquero, guajiro y el mundo entero, acepta la voluntad de Dios familiarmente; el Padre Nuestro, ya que es la oración universal más hermosa y milagrosa de entender el misterio de la vida y la muerte; como el Sol y los girasoles, siempre unidos hasta la eternidad con las familias queridas, mi tierra amable, Barrancas hermosa de Colombia, amable como las sonrisas de sus mujeres.
Mis familias Peralta Mendoza, Oñate, lamentan su muerte. Cumpliste como esposo, padre, familiar, amigo, político, politólogo y mediador con todas las misiones terrenales en tu ciclo de tu Tierra Amable de Colombia, Barrancas.
Esposa, lideresa y representante de los guajiros, con dignidad y grandeza política Dra. María Cristina ‘Tina’ ¿ Soto de Gómez. Vivir, sufrir y morir, tres verdades que no se enseñan en nuestra universidad y que, sin embargo, encierran toda la sabiduría que sufrió Jesucristo.