El marxista italiano Antonio Gramsci, siguiendo a Maquiavelo le dio la categoría de “príncipe” al partido comunista, de ahí que los seguidores de ese engendro con sus diferentes denominaciones, exaltan el conflicto entre el socialismo y el capitalismo, pues como diría el autor del texto referido:
“En una guerra no se puede ser neutral, porque se es avasallado por el vencedor con la complacencia del vencido”, así que el objetivo final para el totalitarismo comunista es el triunfo del hambre, la tortura, la violencia y el envilecimiento, lastres que ha encarnado el socialismo marxista, desde que existe, entonces la respuesta que se debe de tener ante la diabólica dicotomía comunista, especialmente en Latinoamérica, es la de un sistema de economía múltiple con un modelo autogestionado.
Sin embargo, causa curiosidad que parásitos comunistas, como la bestia de Maduro de Venezuela y Díaz-Canel de Cuba, se den más importancia de la que tienen y, en un sainete realizado el pasado domingo en La Habana, denominado “encuentro antiimperialista de solidaridad por la democracia y contra el neoliberalismo” apresuren a la llamada izquierda latinoamericana para que siga desestabilizando a los gobiernos democráticos de la región; olvidando dichos personajes que los países de Latinoamérica y el Caribe en su totalidad solamente representan el 10% de la economía mundial, por lo que habrá que concluir que el imperio de norte, puede vivir perfectamente sin ningún vinculo comercial con América Latina y, para desconsuelo nuestro las más perjudicadas serían nuestras naciones.
Maduro y Díaz-Canel deberían ser consecuentes en su “lucha antiimperialista” y prohibir las remesas que llegan de USA a los ciudadanos de esos dos países, pero definitivamente el comunismo es una desgracia y por eso hay que desarrollar iniciativas autogestionadas en la región, para lograr la autonomía y soberanía económica de los pueblos, ya que queda evidenciado que no somos capaces de vivir sin el “imperio”, y los alaridos de los mamertos simplemente son actos demagógicos y ruines para embaucar tontos.
Causa estupor, cuando los seguidores de la estafa comunista del marxismo leninismo hablan de la Autogestión, porque para asumir esa postura lo primero que deben hacer es abjurar de los dogmas estatistas, burocráticos y embrutecedores de Karl Marx, ya que el término es cosecha de los libertarios, quienes le propinaron a Marx una vergonzosa derrota en la Primera Internacional de los trabajadores en el siglo XlX.
No solo los libertarios tiene como instrumento humanista la Autogestión para el bienestar de las masas, sino que la democracia liberal ha sido consecuente con ello, teniendo el mayor ejemplo en Israel con los Kibutzi, en donde los sindicatos exaltando las libertades individuales a través del trabajo solidario, con una democracia participativa laboran y distribuyen de acuerdo a las necesidades, pero es bien sabido que a la degeneración marxista poco le interesa el bienestar o la opinión de los ciudadanos, pues su objetivo es conquistar el poder.
Josip Broz Tito dictador marxista leninista, pretendió de manera demagógica introducir la Autogestión en la antigua Yugoslavia en 1950, pero fracasó, pues eso es como el diablo haciendo las hostias, ya que es imposible en una tiranía comunista llevar a cabo un proyecto libertario; porque como condición necesaria debe existir la independencia sindical frente al Estado, pero Yugoslavia fue solamente un laboratorio totalitario que se malogró, y de ahí su desintegración en la década de los 90 del siglo pasado, quedando claro que al comunismo totalitario lo único que le interesa es tomarse la burocracia estatal usando artimañas para descrestar ingenuos.