Si nosotros aprendiéramos de los gansos, con honestidad, y nos mantenemos uno al lado del otro, acompañándonos en una sola causa, seriamos desarrollo para la comunidad y mejores personas, probos, honestos, con lealtad y confianza sin tanta adulación, sumisión, y la vida es una enseñanza educando solidariamente, porque son felices quienes dejan el egoísmo y se muestran con lealtad generosa y solidarios con los demás.
Sueño que en La Guajira escuchen a los políticos que desean el mejor destino, ¿por qué La Guajira no tiene senadora guajira? ¿Será que nos convertimos en merecedores de plusvalías, negocios de mercancías para unos pocos? Compañeros, pensionados, colegas, votemos por aquellos congresistas leales sirviendo a los guajiros con proyectos sociales y económicos a los más pobres. La Guajira necesita representantes y senadora con una sana autoestima de servirles moralmente.
Parafraseando las sabias palabras de Jesús: “Mirad las aves del cielo, no siembran, no cosechan, pero Dios las alimenta”.
No van a la universidad, ni pretenden ser cristianos, pero ni Salomón con toda su sabiduría, se portó como ellas; la sabiduría aquí contenida nos alimentamos el alma sin egos y de paz, fraternidad y corazones de entusiasmo, luchemos con dignidad, podemos; no es la carga la que nos pesa, es el modo como la llevamos egoístamente, destruyéndonos fonsequeramente; mi pregunta sociológica y sicosocial: ¿Qué harían los chismosos envidiosos si no tuvieran auditoría?
Dios creó los alimentos para todos los pájaros, pero no se los colocó en los nidos. ¡Cuánto por aprender!
Ser plenamente personas, que viven con y para los demás, es entender que la vida es un don humanista; experimentar la alegría de servir como lo hacen los gansos solidariamente, podemos unidos, fortaleciendo y meditando las palabras de Jesucristo en la cruz, el mayor profeta, politólogo y sabio de la humanidad, espiritualmente.
Por eso exijamos a los políticos guajiros el cumplimiento moral con la comunidad, el Congreso con leyes destructivas para los pueblos pobres y olvidados. Digamos sí a los que nos ayudan, las grandes batallas de la convivencia política se vencen y se ganan a través de la humildad del tejido social y la tolerancia del colectivo humano; votando con amor y sin plusvalía en mercancía. Seamos como gansos probos, impolutos.
Hoy está matando ese virus maldito a nuestra sociedad y nos deja grandes dolores y amargas satisfacciones humanamente, es feliz quien sabe compartir, forjemos nuestros destinos con fe, esperanza y amor.