San Agustín Patrono de los fonsequeros, y San Pedro y San Pablo llamaste a un grandioso, generoso, líder, sabio educador, amigo, esposo, consejero y guía espiritual de todos nosotros en los procesos educativos.
Señor espiritualmente irradia con bendiciones milagrosas, esa luz eterna, humana, solidaria con dones maravillosos, lleno de cariños, afectos, empáticos y endopatía de su prodigiosa y admirable dignidad humanista, de grandeza, su vida estaba fértil para hacer cosas grandes para el bienestar sociocultural de los demás; muchas veces las cosas que pensamos, son aquellas que hemos estado buscando, con ese emprendedor ser que nació para servirle a la sociedad, con dulzura de su honestidad, reflejada en sus hijos, nietos, sobrinos, hermanos y amigos.
Su nobleza, alcance de su humildad, su sentido de pertenencia, su misión de entregarle amor a sus familiares, con generosidad y calidez.
Padre nuestro que estas en el cielo y en la tierra, amor, esperanza y bálsamo de tranquilidad del mundo entero, para mi amigo y colega educativos, derrama sobre el don de la eternidad; mensajero incansable con sus hijos, amigos y familiares; tenía un suave y melodioso sentir de la nobleza, sencillez y empático para todas aquellas personas que lo ocupaban.
Hoy anhelamos de su ausencia, me siento estirpe de ese milagroso árbol genealógico de los Orozco Mindiola, Gonzalez Cuellos, Distracción, Chorrera, Fonseca, tribuna de empatía excelsa, con los ancestros; cuna de grandes familias.
Señor, su vida carismática, llena de liderazgo y ejemplos deben servirnos para que tú nos bendigas y nos permitas recordarlo siempre con un cariño reflexivo en nuestros corazones; fungidos en el dolor de su desaparición terrenal, quien fue reflejo noble; manantial de ternura inolvidable de la tierra pujante, de fonsequeros; vivió con nosotros, la dulzura de sus años terrenales, jamás le vimos darse por vencido, al contrario, su fe era un vivo ejemplo de concertación y respeto, mucho amor y amistad persuasiva en su voz hubo, gestos y talentos, el dulce acento de la ternura social y sus manos llenas del aquel hacer cotidiano, con su mente repleta de sueños que su cerebro tejía, con el encanto y embrujo de un carismático y sencillo.
Fabricando muchas realidades, convertidas en pétalos de dulzura, que cultivó para sus hijos, esposa, (Elida, mi colega y amiga).
Dios te guarde por siempre querido amigo, te recordaremos como las raíces del árbol, sabia, permanente y siempre estarás en los recuerdos de todos. Vivirás en nosotros como el girasol, buscando la luz del sol.