Las redes sociales en vez de aprovecharlas como una de las grandes ventajas en la tecnología que nos brinda el siglo XXI, al contrario son utilizadas para generar competencias malsanas, envidias de todos los niveles, malos tratos y ofensas y malentendidos en todos los órdenes, lo que genera y despierta en la gran mayoría de personas malos sentimientos, críticas destructivas y no constructivas, comentarios dañinos que para nada construye, sino al contrario, han venido esparciendo la semilla del odio y la división desde todo punto de vista, que en lo social, en lo comunitario y si es en la política pareciera que se nos hubiera incrustado el chip del odio.
Las calumnias y las mentiras están a la orden del día, los sofismas de distracción en este sentido son alarmantes, de dos premisas falsas convierten verdades que son mentiras. Como lo expresara mi amigo, columnista, Miller Soto Solano “No es que digamos mentiras… es que somos expertos inventando verdades. Las intrigas y las exageraciones, las difamaciones y la hipocresía, ya ni sorprenden en las redes sociales, más bien asquean”.
Pareciera que fuera fácil odiar. El chip del odio a través de las redes sociales se ha vuelto un virus. Atacan sin compasión. No existe tolerancia para opinar. El odio enferma, daña y mata. El odio es infernal, tanto así, que de odio están construidas las cárceles mentales de los que viven encerrados en el odio. El odio se ha vuelto adictivo como el mismo poder.
El odio es el agua fétida en la cual se transportan los mediocres y los fracasados y se convierten en unos discípulos del mismo satanás. Sus corazones están enfermos y cargados de tan malos sentimientos. El chip del odio es como una sanguijuela que se alimenta de esa alma enferma y trastocada por la envidia y el fracaso. Es como una manzana podrida que daña las otras manzanas y las buenas acciones se paralizan por este odio enfermizo, donde su hediondez toca el alma de cada uno de estos resentidos que aprovechan cualquier circunstancia por simple que sea para atacar como el mismo escorpión. Para muchas personas de las redes sociales el odio se ha convertido en la droga que alimenta sus energías negativas.
Donde más pulula el odio es en la política. El país se encuentra polarizado entre los seguidores de Petro y los del expresidente Uribe. Es una guerra sin cuartel. Este chip del odio nos puede llevar a consecuencias impredecibles en las próximas elecciones a la presidencia de la República. El paro fue la mecha que disparó el odio en todas las direcciones. De ahí salió, por ejemplo, la primera línea que es liderada por jóvenes de todo el país.
Pareciera que en Colombia no existiera democracia. Pero es tan demócrata el presidente de la República que permite la libertad de expresión en todos los órdenes, así esta vaya impregnada de toda clase de odios y rencillas.
El odio se ha vuelto viral y su chip ha llegado a todos los rincones de Colombia. En La Guajira y en Villanueva este virus cada día aumenta más. Con el tema de la revocatoria del alcalde municipal, las redes sociales se han encendido más en dimes y diretes. Cada día Villanueva está más polarizada con este tema.
Villanueva debe ser un remanso de paz y no un foco de división que en nada nos favorece. Todos nos conocemos y si conciliáramos todas nuestras diferencias, volvería a ser el pueblo que fue: ejemplo de productividad, de desarrollo y centro de la política a nivel sur. Por favor, que el chip del odio no nos invada el alma y el aposento de nuestros corazones.