Aunque ya han pasado casi dos décadas desde que un grupo de yihadistas secuestró aviones y los estrelló contra edificios en Estados Unidos, causando la muerte de casi tres mil personas, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 siguen cobrando víctimas.
Cerca de 10.000 sobrevivientes al colpaso de las Torres Gemelas de Nueva York, han desarrollado algún tipo de cáncer en los años posteriores al ataques, especialmente de próstata, seno y pulmón. Los bomberos, rescatistas y voluntarios que se acercaron a la ‘Zona Cero’ tras el colapso de los rascacielos fueron los primeros en verse afectados por problemas de salud.
En 2011 la revista especializada en medicina, Lancet, dio cuenta que las personas que estuvieron expuestas a la nube tóxica que se levantó sobre el sur de Manhattan tras el derrumbe de los edificios están más expuestas a desarrollar cáncer.
Uno de los casos de personas enfermas por cuenta del ataque es el de Jacqueline Febrillet, una mujer que trabajaba a solo dos cuadras de las Torres Gemelas cuando tenía 26 años. El día del atentado quedó cubierta por la nube de escombros y cenizas tóxicas ocasionada por el colapso de los edificios y quince años después, en 2016, fue diaganosticada con un cáncer mestastásico.
Lo más preocuapante de este tipo de caso es que se espera que en los próximos años más sobrevivientes presenten enfermedades derivadas de su exposición a la nube, debido a que el envejecimiento hace que el cuerpo humano sea más propenso a desarrollar cáncer.