“Indudablemente la vitamina del artista, es el contacto del sudor y el olor con sus seguidores en los escenarios”
Estuve viendo una entrevista que le hizo la periodista mexicana Mara Patricia Castañeda, a Vicente ‘Chente’ Fernández, en su rancho Los Tres Potrillos; después de su retiro de los escenarios, y una de las respuestas a sus preguntas que me llamó poderosamente la atención, fue: ¿Qué es lo que más extraña de los escenarios?
‘Chenche’, un poco nostálgico y con lágrimas en los ojos, confesó que le hacía falta el contacto con su público, quien a la final termina convirtiéndose en esa dopamina que necesita el artista para poder sobrevivir en el mundo de la fama y el prestigio.
Vicente, también describe esa sinergia que se produce en los escenarios entre artistas y seguidoras (ver caras sonrientes, felices, llorando, alegres y tristes, etcétera), como especie de una droga que el artista necesita consumir para sobrevivir, y que termina generándole dependencia y adicción.
Con esas respuestas, ahora entiendo los comportamientos que tienen artistas nuestros como Ana del Castillo, Nelson Velásquez y Silvestre Dangond; en medio de este encerramiento durante la pandemia. Para tomarlos como ejemplo.
Imagínense el trauma sicológico y emocional del Silvestre Dangond y su agrupación musical, en su último concierto virtual en el Parque de la Leyenda de Valledupar, tocando frente a tres camarógrafos y una cantidad de sillas vacías; cuando lo normal es estar al frente de más de dos mil personas respirando adrenalina, euforia, alegría, sudor, entusiasmo, diversión y algarabía.
Ahora entiendo a Ana del Castillo, haciendo pataletas de niña mal criada, para llamar la atención de sus seguidores por redes sociales.
También me pongo en el pellejo de Nelson Velásquez, que al igual que ‘Chente’, llora a solas en sus nostálgicos momentos; suplicando que su vida artística y musical vuelva a la “normalidad”. Si es que se le puede llamar así.
Analizándolo bien, ha sido un cambio muy brusco para los artistas; pasar de escenarios donde se perciben olores de diferentes fragancias femeninas y masculinas, lógicamente que las feromonas terminan atrofiadas. Adaptarse en tan corto tiempo a escenarios rígidos y fríos, sin gente y solo con luces de colores y humo; eso suena pelle; como dicen los jóvenes de ahora.
Desde el punto de vista científico, la endorfina es la sustancia que genera el cerebro en el organismo, después de practicar un hobbies que te gusta, reír con frecuencia con seres queridos y allegados, bailar, cantar, contar chistes, cuentos y anécdotas, participar de reuniones sociales agradables que nos generen sanación y bienestar. Estimula la química de la felicidad en el cerebro y el organismo.
Cuenta Vicente Fernández que su rancho Los Tres Potrillos, se ha convertido en un lugar turístico de frecuentes visitas, donde la gente viaja de diferentes países a expresarle su cariño como ídolo de la música ranchera. Desde su rancho tiene un paraje para tomarse fotos con sus seguidores, desde el cual, cuando se emociona les canta con pistas y siempre le sacan unas cuantas lágrimas y sonrisas.