No nos podemos rendir ante la adversidad; nos falta mucho por vivir, tenemos sueños por cumplir. Lo cierto es que todavía estamos vivos; tiempo de volver a renacer; no importa la edad que tengamos o las pruebas por las que tengamos que pasar, las cosas ordinarias, con esmero, se vuelven extraordinarias, y unidos fonsequeramente podemos. Sembremos generosamente para no cosechar mezquinamente. Los girasoles también tienen sus días grises, y llevan sus pétalos en prolongados aguaceros.
Levantemos la mirada felices para dejarnos irradiar con los rayos del sol y EN la medida de nuestras posibilidades, al menos para que este mundo nos vuelva a sonreír y podamos ser más humanos, solidarios, y humildes, disfrutando en familias, biosaludables; a veces los diálogos de los niños o nietos en el hogar bondadosamente, encierran cosas grandes que nosotros no valoramos; sin destrozarnos; lo que no quieres para ti en familias, no se lo desees a los demás.
La política es servir, los tiempos cambian, lo mismo las personas, en política mezquina; somos amos de nuestros destinos, sembremos unidos, es posible.
Después esta fase difícil de la pandemia, podemos intentar darnos las manos, abrazarnos. Sabemos que debemos estar unidos de corazón, no perdamos los amigos.
Los girasoles buscan de manera constante la luz, nosotros debemos estar en busca de la esencia de Dios para que seamos iluminados y recibamos sus bendiciones.
Los amigos en política pueden estar privados por las envidias, egoístas; menos de la esperanza con una Fonseca próspera; superemos los egos, los desencuentros políticos, las dificultades de las convivencias, tengamos sed de grandeza y esperanzas, de perseverancias, podemos juntos.
Nuestros retos por Fonseca sin egos perversos, es usar los talentos y lograr que el amor de las radiantes mujeres, sean las politólogas de nuestros corazones, ya que ellas nos sacan de los laberintos de la política y grandes obras en ellas nacen de grandes deseos; y muchas constancias de las mujeres son pétalos radiantes diamantinos y consejeras soñadoras, políticamente y unidos podemos, siempre con ellas, en el Gobierno, Congreso, Asamblea, Alcaldía, Concejo y comercio en los negocios deben estar esas flores primorosas construyendo sanas políticas, sin egos arribistas.