Gustavo Mendoza Romero, fue de esos sanjuaneros raizales e irrepetibles, un hombre de grata amistad que conquistó el aprecio y la consideración de todo un pueblo por su especial manera de ser y tratar a los demás. Nacido del hogar conformado por José Mendoza Orozco y Concepción Romero Medina, ‘Concha’ Romero, como popularmente se le conoció a esta gran matrona en nuestro amado pueblo de apodos y sobrenombres.
De ese hogar nacieron diez hijos, Olga, José Alberto, Clara, Lilia, Mariela, Gustavo, Inés, Alba, Álvaro y Armando. Gustavo fue el sexto de sus hermanos, nació una mañana cualquiera del mes de mayo de 1941, y murió el 4 de abril de 2021, a la edad de 79 años.
Casualmente, vino a este mundo en el mes que se celebra el día internacional del trabajo y el día mundial de la risa, cualidades que siempre lo distinguieron. Contrajo matrimonio con la distinguida dama barranquera doña Cielo Berardinelli, de cuya unión nacieron sus hijos, Gustavo, Katia, José y Carmen. Le rendía culto a la amistad como a la familia, y fue de esos sanjuaneros apegados a la idiosincrasia y a las costumbres provincianas de su pueblo. Estuvo vinculado a la vida del campo, fue ganadero y hacendado de oficio.
Sus excelsas calidades humanas le permitieron alcanzar una curul al Concejo municipal de San Juan del Cesar en 1986, con una votación récord, alcanzando en ese entonces más de 2.150 sufragios, lo que le permitió, repetir en el Concejo dos periodos más.
Tenía una vocación de servicio innata y natural. Fácilmente se asociaba con los más pobres y los más humildes. Fue un amigo muy amable, atento y solidario.
Fue bachiller e inició carrera universitaria, la cual abandonó por su vocación hacia los negocios y el campo que tanto lo atraían. Compadre de casi todos sus amigos, por lo cual tiene docenas de ahijados en todo el departamento. Así, de esta manera, le abrió el camino y proyectó a su hermano José Alberto ‘Beto’ Mendoza, para que llegara al Senado de la República, y a su otro hermano, Armando Mendoza, para que fuera candidato a la Alcaldía municipal de San Juan, aunque no tuvo éxito y posteriormente, fue contralor departamental.
En total tuvo 20 hijos, de los cuales 17 son profesionales en ejercicio, llevando siempre la bandera del juicio que su padre siempre les inculcó. Se fue a vivir de San Juan a Papayal, donde pasó los últimos días en unión con Odalis Hernández Ureche con quien tuvo tres hijos.
Por su espíritu conciliador y ecuánime, obraba como palabrero en algunas ocasiones para dirimir conflictos familiares con justicia y haciéndole honor a la palabra. Dejó todo un legado de amor en sus hijos y servicio en su pueblo. Condecorado con el botón de amigo de las fuerzas militares, y también, hijo adoptivo de Fonseca. Entre sus amigos más destacados se recuerda a Jaimito Daza, ‘Checha’ Urbina, ‘El Beato’ y ‘Rafa’ Giovanneti, ‘Otto’ Suárez, ‘El Negro Pía’ y el ‘Enchufe’, entre muchos otros.
Tuve la oportunidad de tratarlo, gracias a Jaimito Daza, con quien compartimos en algunas oportunidades ratos amenos y agradables que vienen a mi memoria. Un gran anecdotario se fue a la tumba, no solamente con Pijico, con Arique Brito y con Checha Urbina y Jaimito Daza. Cuenta Jaimito, que con la muerte de su compadre Gustavo, se va un pedazo de su vida y también de su muerte. Gustavo y yo, éramos como hermanos, me dice aún, con la nostalgia de quien pierde a un familiar. Por todo esto, pienso que San Juan perdió una de sus grandes reservas humanas del servicio. Se nos fue un gran ser humano, un hombre realmente útil a la sociedad.