Nínive era una ciudad en los tiempos de Jonás que se encontraba perdida en pecados y hacían cosas que no le agradaba a Dios y es por eso que le envió al profeta Jonás para que le profetizara lo que le iba a pasar en 40 días; ellos escucharon el mensaje de Dios y se arrepintieron de sus malos hechos o pasos y Dios los perdonó; ¿Porque el mundo nuestro no hace lo mismo?, para ver si Dios se arrepiente y en su misericordia y quita esta plaga que está matando cantidades de personas, muchas de ellas sin conocer a Dios y a nuestro Señor Jesucristo.
Es hora de conocer las buenas nuevas o noticias del Reino de Los Cielos, traídas por nuestro Señor Jesucristo, conocer el camino que lleva a Los Cielos donde él tiene preparadas moradas para aquellos que lo buscan y lo siguen en verdad y espíritu, el es el camino, la verdad y la vida. Es la única verdad que en verdad nos hará libre, es la vida eterna, es hora de abandonar la forma de vivir en esta efímera vida en el mundo por la vida eterna que es conocer a Dios Padre Celestial y a su hijo nuestro Señor Jesucristo pero en verdad y en espíritu y no como creemos que lo conocemos.
Es hora de elevar oraciones como hizo Nínive ante Dios, pero oraciones en espíritu y en verdad, necesitamos un ejército de oradores que en todas las ciudades se arrepientan, pidan, clamen perdón y misericordia al Dios Padre Celestial, para que esté mal que nos aqueja nos abandone; no es hora de estar pendiente de los asuntos de hombres, es hora de estar pendiente de los asuntos de Dios.
Los hombres se han apartado de Dios, han hecho de los mismos hombres, ídolos, han hecho de la carne un sistema de vida, la idolatría la prostitución de la fe, de la vida, el adulterio no se respeta los pactos que se hacen en la casa de Dios, la fornicación tejen lazos que amarran almas que no son fácil de soltar, el padre abandona al hijo porque son hijos de adulterios o fornicación, el hijo irrespeta al Padre, porque ya no lo saben formar y lo educa muchas veces con el mal ejemplo, la embriaguez el azote de muertes y de pleitos, el engaño como forma de hacer negocios donde la viveza es un valor y la honradez una deshonra, un desprestigio se le rinde culto al Dios dinero y no al Dios Creador del Cielo y la Tierra, vivimos en la gran confusión, en la gran Babilonia; solo se habla de guerras, de conflictos, cuando se debería estar hablando es de paz verdadera, no las de los hombres que se rompe como el papel, de la Paz Verdadera Espiritual del Arrepentimiento y el Perdón de verdad, de espíritu, de adentro del corazón y no por interés.
Son momentos donde los hombres deben pedir, arrepentirse de sus actos pecaminosos ante Dios, de sus pecados y pedir perdón aquellas iglesias que se han desviados de sus caminos por riquezas terrenales deben arrepentirse y buscar riquezas en el Cielo, en este momento se necesita un ejército de oradores que clamen ante Dios y no solo un ejército en las calles, cuidando a inconsciente de sus malos pasos, es hora que el mundo, pueblos, ciudades, países tomen el ejemplo de Nínive ante la profecía de Dios por Jonás.
Arrepentíos de sus caminos llegó la hora de pedirle perdón a Dios de los Cielos y la Tierra y a su hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Es hora de clamar misericordia a nuestro Dios misericordioso para que detenga está plaga que avanza destruyendo vidas en este mundo. Es hora de elevar oraciones como lo hizo Daniel, David ante el Dios verdadero de los Cielos.