“En adelanto van estos lugares: ya tienen su diosa coronada” esto lo escribió Gabriel García Márquez como epígrafe en su obra ‘El amor en los tiempos del cólera’ sin duda en homenaje y reconocimiento al compositor que tal vez más quiso y admiró ‘Gabo’, Leandro José Díaz Duarte, quien nació el 20 de febrero de 1928, es decir que mañana se conmemoran 93 años de su natalicio.
Quienes me conocen saben que Leandro Díaz fue, es y será por siempre mi ídolo, cada vez que tuve la oportunidad de compartir con él, me disfruté al máximo esos momentos, lo invité a parrandear a La Loma, también lo invité a Bogotá y parrandeamos con su hijo Ivo, Naferito y Adolfo Pacheco en una finca de la Calera, ¡Dios mío que parranda aquella! Fueron varias las entrevistas que tuve el honor de hacerle a ese hombre que es considerado una Leyenda en nuestra música y en Colombia.
Para conmemorar el natalicio de Leandro, quiero compartir hoy con ustedes fragmentos de algunas de esas conversaciones. En mayo de 2007 parrandeamos en Bogotá y le pregunté porque el vallenato había llegado tan lejos y esto me respondió: “Desde que logramos que el vallenato llegara a Bogotá, porque esta ciudad es la principal vitrina para el vallenato, ahora los cachacos ya visitan al Valle sin esa reserva que tenían antes, ahora llegan se meten a las cantinas, a las parrandas y se emborrachan, antes la gente de la capital se creían superior a los vallenatos, pero nosotros con nuestra música los fuimos amansando”.
Ese mismo día le pregunté sobre qué opinaba de su amigo Nafer Durán, quien también nos acompañaba en esa parranda y contestó: “Naferito fue y será uno de los mejores acordeoneros, incluso mejor músico de lejos que ‘Alejo’, lo que ocurrió es que ‘Alejo’ contó con mejor suerte y era más carismático, nadie toca el tono menor como ‘Naferito’, es mi gran amigo y he compartido con él en muchísimas ocasiones.”
Luego en el 2009 en la casa de Ivo Luis en Valledupar le pregunté ¿Maestro Leandro, exactamente dónde fue que usted nació y se crió? “Mire, en Lagunita de la Sierra, Barrancas, La Guajira, nací y desde muy pequeño me llevaron mis padres para una pequeña finca que llamaban ‘Los Pajales’. Ahí me crié, estuve 20 años en esa finca. Ahí empecé a componer sin maestros ni nada, pero cuando me vine a dar cuenta estaba haciendo canciones. Viví esos años allá en la sierra agradablemente con el fresco de la tierra, pero después me trasladé a Tocaimo, y me relacioné con acordeoneros, guitarristas y parranderos, de ahí viví un tiempito en Codazzi cuando el algodón, y después me fui a vivir a San Diego donde permanecí 40 años”.