Así como los girasoles siempre buscan la luz, nosotros debemos aportarles a ver esta dura época con mayor calidad y, hacer gala de mucha entereza, unidos con empatía psicosocialmente y armonía llena de lozanía tesoro valioso de todos los días.
Dicen que los girasoles siguen la luz del astro rey en todo su trayecto diario; desde que nace por la mañana y hasta que se oculta, al caer la tarde. Persiguen tal resplandor por una razón: necesitan sus rayos para no dejarse abatir por las tempestades y nosotros con esta pandemia el amor en familias solidariamente debe ser espejo de armonía.
No en vano ellos están asociados a los maravillosos símbolos de la perseverancia, la felicidad, el amor y la fuerza para levantarse tras las borrascas; hoy, con el bello ejemplo de estas lindas flores que nos dan, les propongo vivir con pasión cada día, nutriendo nuestra fe y manteniendo la cabeza erguida fortalecida de gratitudes diamantinas soñando que juntos podemos luchar y vivir, visionando que unidos podemos lograr con salud el sueño de los guajiros, el secreto de la felicidad, amar el deber de autocuidado en nosotros.
Con un ejercicio sencillo: al levantarnos, pensemos en algo lindo que nos haya ocurrido o que anhelemos realizar. ¡Disfrutemos ese instante! Placenteramente sin pandemia jamás nos desesperemos en medio de las soberbias, aflicciones de nuestras vidas, pues de las nubes cae agua, limpia y fecundan vidas.
Y así, concentrados en el arte de vivir, veámonos en paz, contemplando los bálsamos que nos lleguen a la mente. Démonos el privilegio de estar conectados con la energía de la vida y procuremos irradiarla con sencillez, humildad familiarmente, pensando que son tesoros valiosos en las familias.
¡Por favor, permitámonos ese regalo! ¿No creen que ya es hora de cambiar el dial de las pesadillas” que nos ha tocado vivir en estos últimos meses? No vamos a diseñar excusas para no ver la realidad. La idea es desplegar una buena vibra, aún en medio de esta dura época. Ganémosles esta pequeña, pero significativa batalla a estos momentos tan difíciles con la perversa pandemia soñando nuevas realidades cada día es una nueva oportunidad en nuestros hogares logrando metas gratificantes y saludables.
Tenemos derecho a sentirnos bien, a pesar de todo. No resignarnos a solo llorar. ¡Ya es suficiente!, asumamos el noble propósito de mantener la fe viva; Es preciso tomar la decisión de seguir adelante. La crisis en que nos tiene la pandemia implica elegir qué hacer y, por supuesto, tenemos que optar por el camino de la esperanza, ellas no son eternas con salud, evitemos la depresión, el estrés, las angustias, miedos y la insolidaridad mitómana cada pensamiento sea una palabra de optimismo en nuestras esperanzas, en nuestro diario vivir.
Estamos aquí para ser felices. No nos podemos rendir ante la adversidad, falta mucho por vivir y tenemos sueños por cumplir, lo cierto es que todavía estamos vivos, estamos a tiempo de volver a renacer, no importa la edad que tengamos o las pruebas por las que tengamos que pasar, las cosas ordinarias, con esmero, se vuelven extraordinarias en los espejos de la vida.
Los girasoles también tienen sus días grises y llevan sus pétalos en ciertos días de prolongados aguaceros: Sin embargo, se recomponen. Hagamos lo propio, así nuestro ánimo esté caído por el duro confinamiento en el que estamos viviendo. Levantemos la mirada felices para dejarnos irradiar con los rayos del sol. En la medida de nuestras posibilidades, al menos para que este mundo nos vuelva a sonreír y podamos ser más humanos solidarios y humilde, disfrutando en familias biosaludable, a veces los diálogos de los niños y nietos en el hogar bondadosamente encierran cosas grandes, disfrutando con ellos loablemente.
En esta fase difícil de la pandemia, cuando ni siquiera podemos intentar darnos la mano o un beso, ni abrazarnos; sabemos que debemos estar unidos de corazón. no perdamos los amigo; porque así como los girasoles buscan de manera constante la luz, nosotros debemos estar en busca de la esencia de Dios para que seamos iluminados y recibamos sus bendiciones sin virus de otras pandemias abrumados por el dolor por falta de consuelo cuando se muere un familiar, amigo, pariente, sin poder estar con ellos.
Si todos creemos, recibiremos lo que pidamos en oración, tal y como lo sugieren las sagradas escrituras; esto nos dice el Señor: las puertas se van a abrir, la tempestad va a amainar la victoria y surgirá su bendición y nos cobijará, amen. Cuando creamos que todo ha sido fracaso, es cuando más debemos luchar y no darnos por vencidos.