Por causa de la pandemia del coronavirus, el año que concluye ha sido desafortunado para los mandatarios, que iniciaban el primer año del periodo de gobierno y que sigue latente afectando a muchas personas en el mundo, sin que se haya podido siquiera frenar contagios del Covid-19, a la espera de vacunas elaboradas a la carrera, para aprovechar la competencia comercial, en el gran negocio del siglo, que se disputan las multinacionales farmacéuticas de los imperios capitalistas.
El Covid nos encerró, distanció, tapó bocas, nos puso el hábito de lavados de manos, uso de gel, alcohol y a saludarnos de puños, codos y hasta toquecitos de pie. Los distintos métodos utilizados para prevenirse del mal no eran de total garantías. Muchos se contagiaron cumpliendo de maneras disciplinarias y estrictas directrices y recomendaciones. Otros han hecho caso omiso, por ejemplo, al uso de tapaboca, ambulan por todas partes y nada les pasa. Las desinformaciones, desorientaciones e imprevisión, son motivos para andar del timbo al tambo, por ignorancias e imprecisiones. El año 2020 fue perdido por causas extrañas, que no se ha podido controlar, procurando erradicarlas pero ha dado que hacer, incrementándose cada día el volumen de víctimas, donde algunas no alcanzan a sobrevivir por variedades de complicaciones en el estado de salud personalizados. Los gobernantes se han visto maniatados en los manejos de la tragedia humana que vivimos. Se han limitado a seguir las pautas de los decretos que expide el Gobierno nacional y acomodar los presupuestos, para mantener el funcionamiento y la prestación de servicios administrativos. Los mandatarios municipales y departamentales no han tenido margen para lucirse, ni destacarse con anotaciones positivas en obras y hechos relevantes, generadoras de comentarios y opiniones públicas. No todo ha sido negativo con el Covid, entre corruptos. Las facultades extraordinarias por causa del coronavirus, fue oportuna, para apropiarse de recursos económicos de diferentes asignaciones y destinaciones, mermando compromisos de damnificados que esperan pacientemente obras de buena fe, antes que desatenciones y engaños. A un cuando el Covid sigue en el año 2021, la atención del nuevo año la ocupará la aplicación de la Ley 550, en la Gobernación de La Guajira, mediante facultades ordenanzales conferidas por la Asamblea Departamental y admitida por la Dirección de Apoyo Fiscal, del Ministerio de Hacienda, designando el gestor de la reestructuración administrativa y fiscal. La aplicación de la citada ley es necesaria para frenar embargos y actualizar el estado financiero, desajustado por descoordinaciones y asentamientos, de registros de cuentas en pasadas administraciones, de gobernadores encargados.