La Guajira, al igual que los departamentos de Chocó, Putumayo, Caquetá, Guaviare, Guainía y Vaupés que no participaron en la ronda de negocio internacional, convocada por el gobierno de Iván Duque a través Pro-Colombia, correspondiente a la división geográfica, territorial nacional, con la coordinación del expresidente Bill Clinton.
En la ronda de negocio, se programó del 7 al 9 de octubre, de manera semipresencial y virtual, comprendía temas de proyectos como infraestructuras, tecnología, agroindustria, energía, transportes, comercio, pesca y turismo, entre otros, donde estarán presentes, grandes inversionistas de 50 naciones de Asia, Europa, Estado Unidos y países de Latino América, México, Canadá, Chile, Argentina y Brasil. Sociedades y empresas interesadas en invertir en Colombia aceptaron la invitación de escuchar y observar las ofertas y propuestas que expongan los representantes y delegados de los 25 departamentos incluido Bogotá, sobre los referenciados temas que se tratarán de manera individual, previas concertaciones de citas organizadas en plataforma prestablecidas para el evento, concluyendo con las relaciones de los proyectos afianzados y suscritos mediante acuerdos para las ejecuciones en alianzas de inversiones, unas particulares y otras mixtas, asociadas entre inversionistas criollos y extranjeros, conformando un portafolio de los proyectos que acuerden materializarse en los diferentes territorios departamental. ¿Por qué no participó La Guajira? ¿No fue invitada ni convocada o carecían de proyectos para negociar? ¿Qué nos informa el gobierno departamental y la Cámara de Comercio? ¿Lo ignoraron? Es necesario tener certeza e información de lo ocurrido, en valiosa y fabulosa oportunidad de negocio para los guajiros.
Los departamentos con mayores índices de pobreza han sido los que no tuvieron la dicha o la suerte de lograr consolidar un buen proyecto para beneficio de la región.
La Guajira, como los demás departamentos, necesitan de manera urgente inversiones de capitales extranjeros, para superar la debacle, que nos está causando el Covid-19, dejando muchas pérdidas ruinas y desempleos en estado emergente, esperanzado en apoyos de rehabilitación que permita recuperar situaciones económicas críticas.
Todos los temas organizados para negocios “pegan” y son compatibles con lo que tiene La Guajira para ofrecer y negociar proyectos relativos a tecnología, energías alternativas, agroindustria, transporte, turismo, etc. Es pertinente disponer de un banco de proyectos consolidados y clasificados entre entidades públicas y agremiaciones privadas para vender y dejar de estar atenido o sujeto a dependencia y subordinación. Es mejor ser original y autónomo con facultades.
¿Estaban preparados para participar en ronda de negocio? ¿En qué y con qué? Gobernación, alcaldías, Cámara de Comercio y Uniguajira deben trabajar unidos, en entidad de planificación, elaboración, tecnificación y valoración de proyectos de diferentes niveles que puedan resultar viable para innovar y emprender desarrollo y conjurar desempleos. El desempleo y el subempleo en La Guajira es alarmante, requiere de pronta solución.
A manera de ejemplo, la agroindustria de yuca, ahuyama, cáñamos y aceite de cannabis. Turismo y transportes fronterizo, cuyas cadenas de empleos que generan, alivia la situación que vivimos, con reservas de volúmenes inacabables en energías alternativas, originada de sol y aire.
La minería de carbón va claudicando por vencimiento de término en su uso de productos contaminantes, que tienen vigencia contada. En La Guajira no se tuvo grato beneficio de regalías, estas se despilfarraron en corrupciones y por último se las robó el Gobierno de Juan Manuel Santos, apoyados por el Congreso, cuyos miembros recibieron partes de robos, en calidad de coautores de los ilícitos correspondiente a los territorios mineros, a título de mermelada. La minería no fue más que engaño, espejismo y contaminación del medio ambiente, que genera regalías o dineros fáciles para enriquecimientos ilícitos en mandatarios de turnos.
Debemos pellizcarnos, con ojos abiertos y oídos despiertos. Dejemos a un lado la pasividad, pasmosidad, la indiferencia y comportamientos, negativos o violentas. Seamos positivos, cultivemos optimismo, con ánimo emprendedor y altruista, promoviendo con autoestima acciones objetivas y decisivas que superen las negligencias, apatías y desaciertos para lograr éxitos y beneficios en el bienestar común, de todos y para todos.
En La Guajira no debemos seguir relegados, conformistas ni resignados a la desgracia, compasión, mendicidad y dependencia, ni mucho menos dividiéndonos por motivos de intereses particulares y politiqueros, con influencias de tejidos y bordados en corrupción, porque de esta manera se atrofia cualquier desarrollo y progreso en nuestro territorio, como ha venido ocurriendo. Así seguiremos de mal en peor.