Más de las veces, queremos que nuestros hijos, sean lo que nosotros no pudimos y quisimos ser, y ejercemos una fuerte influencia en sus proyectos de vida.
Gustavo Gutiérrez Cabello, expresa en su canción ‘Mi niño se creció’, una frustración suya, la cual quiso endilgársela a su hijo, quien no quiso, ni ser compositor, ni escritor, sino arquitecto.
Así también le sucedió a Kaleth Morales, su querido padre, Miguel Morales ‘La Voz’, prácticamente lo obligó a estudiar la carrera de medicina, porque quería tener un médico en la familia. Kaleth como buen hijo le obedeció, estudió en Cartagena y al graduarse, le entregó el diploma de médico al papá. Pero su potencial interior estaba acumulado en querer ser músico, tanto así, que Kaleth grabó un sencillo a escondidas de su padre y fue el boom del momento con la canción ‘Vivo en el Limbo’.
Kaleth Morales logró revolucionar en la música vallenata en tan corto tiempo, que muchos artistas en la cima no lo habían logrado. Fue un fenómeno musical y una estrella fugaz en la música.
Iván Francisco Villazón Aponte, vivió la misma experiencia con su señor padre.
El viejo Crispín ‘Pancho’ Villazón, siempre soñó que su hijo Iván lo sucediera en su carrera política, de allí que lo matriculó en una de las universidades más prestigiosas de Colombia, la Externado, en la ciudad de Bogotá, D.C. Iván dentro de su fuero interno no quería ni ser abogado, mucho menos político y tampoco vivir en la fría y acartonada Bogotá. Deliraba por ser cantante y tener su propia agrupación musical en el Valle del Cacique Upar. Cuando ‘Pancho’ Villazón se enteró de la verdad verdadera, tomó la decisión de no apoyar a Iván en su proyecto de vida musical, porque según ‘Pancho’, Iván quería era vivir en el valle mamando ron y mujereando. Lo cual, años después demostró que la pasión de Iván era su música, lo que lo ha hecho un hombre exitoso y con mucha disciplina.
De allí que su primer larga duración ‘El Arco Iris’ fue financiado con un préstamo de dos millones de pesos que le hizo su gran amigo Ernesto Lacera, para comprar los primeros quinientos LP que le exigía la casa disquera para arrancar y que después Iván con toda su tropa de amigos en Valledupar promocionarían con alegría y entusiasmo con rumbones instalados en los principales barrios de Valledupar.
A ‘Pancho’ con lágrimas en sus ojos no le quedó otra alternativa que ver por reflejo los éxitos que catapultaban a la fama a su hijo Iván.
La paradoja: ¿Que hubiese sido de la vida de Villazón Aponte si hubiera decidido ser político? ¿Qué sucedió años después, con los supuestos políticos prestigiosos del Cesar? ¿Dónde están hoy día? ¿Por qué se difuminaron? ¿Dónde estuviera Iván si se hubiera decidido por la política? Por lo bajo estaría en casa cárcel o en la famosa Tramacúa.
El filósofo de La Junta, Diomedes Días, dentro de su sabiduría, le dejó un buen consejo a su querido hijo Rafael Santos, en la canción ‘A Mi Muchacho’: “Por eso Rafael Santos yo quiero/dejarte dicho en esta canción/que si te inspira ser zapatero/solo quiero que seas el mejor/ porque de nada sirve el doctor/ si es el ejemplo malo del pueblo”.
Felicito a Iván Villazón por la gallardía y la decisión que tomó de consolidarse como cantante profesional y por el gran aporte que ha realizado al folclor. Glorificó a Dios con el talento que le regaló y lo ha puesto al servicio de alegrar corazones rotos, reconciliar relaciones, y poder expresar la alegría de vivir el verdadero amor.
Amigo Iván, Dios bendiga tu talento y tu voz. Un abrazo.