Por José Aragón Jiménez
Es evidente, esta pandemia nos ha mostrado, sin piedad, la fragilidad del sistema ocupacional en Colombia. Indiscutiblemente, el campo laboral no será lo mismo, después de superada la crisis. Nos corresponde asegurarnos que las decisiones que tomemos sean las correctas, porque los cambios generados nos indican que llegaron para quedarse indefinidamente. Ni por la mente más perceptiva, ni a profeta alguno, jamás le cruzó por su imaginación predecir semejante crisis. Claro si está, muchas cosas no serán como antes, los cambios no tienen retorno. La resiliencia y una gran capacidad de reacción organizacional de las personas, serán las claves para poder sobrevivir y reinventar los sistemas económicos, sociales y desarrollo en general. Estos estarían afectados en un futuro cercano.
Las paradojas de la vida: hoy que tenemos las manos más limpias, no podemos estrecharlas a los amigos y seres queridos, porque todo ha cambiado; también, otra paradoja, desde China, de donde llegó el virus, la palabra crisis está formada por dos caracteres: “Wei Ji” el primero es peligro y el segundo oportunidad. Aprovechemos la oportunidad de esta crisis.
Nadie tiene claro las condiciones de vida, trabajo, ni el futuro y de las afectaciones que sufrirán las personas, cuya recuperación a la normalidad, necesariamente, requiere del apoyo estatal y de todos los comprometidos en el emprendimiento comercial, adaptándolo a estas circunstancias. La crisis frenó, en forma abrupta, nuestra vida diaria y las relaciones sociales. En estas condiciones, tenemos que buscar alternativas que generen cambios en las estructuras de la sociedad y de la economía. Lo más esencial es la aplicación de programas de redención de las empresas. Entendiendo que la organización empresarial, sus medios de producción y subsistencia son, en su mayoría, dependientes de las Pymes.
“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”, dijo Albert Einstein. Desde mi perspectiva, no se trata de una crisis sanitaria, sino también del deterioro de las bases económicas, sociales y ambientales. En este arduo proceso de transformación tecnológico y comercial, las empresas y los nuevos emprendedores, desde pequeños negocios familiares hasta las empresas sobrevivientes a la pandemia, tendrán que ajustarse a las nuevas modalidades; en el trabajo y servicios. Esta forma de servicio implica ajustes para satisfacción de los clientes; servicios domiciliarios, compras en línea y otros: creatividad, como Einstein, dice: “En tiempos de crisis, la creatividad supera el conocimiento”.
La lógica indica que los cambios sociales y económicos del momento, harán que asumamos con responsabilidad, modificando el pensamiento tradicional diseñando estrategias, para un desarrollo sostenible, en emprendimiento y producción y aportando beneficios a la comunidad. Es esencial que las personas, con su creatividad ayuden al fomento y crecimiento de nuevos negocios. Generalmente, comienzan con una empresa familiar, identificando oportunidades, evaluándolas y poniendo al servicio de la comunidad sus productos y servicios. Esto se puede lograr aplicando el principio de “toda comunidad, familia o persona tienen aspiraciones de mejorar sus condiciones de vida”, dando el primer paso hacia el cambio, aplicando su propia dinámica y fuerza vital, para su desarrollo y crecimiento económico.
La capacidad que tenemos los humanos para hacer frente y adaptarse a los contratiempos de la vida, transformándolos y superarlos de manera positiva, se denomina resiliencia. Desde aquí debemos partir sin esperar que las cosas cambien por sí solas. Dejemos atrás lo hecho y comencemos de nuevo. Mientras los sistemas tradicionales se preocupan por la consecución de estándares, la realidad que nos muestra esta crisis es otra. En nuestro entorno, observamos que los negocios existentes tienen sus productos, clientes y trayectoria. Si pensamos en iniciar un negocio, es importante conocer las nuevas tecnologías, ventas en línea, el mercado, los productos, segmentación de los clientes y publicidad. En nuestro entorno, ya existen grupos para entregas domiciliarias; otros venden comidas, tortas, frutas y otros productos. Hace muchos años, en la televisión colombiana hubo un programa que tenía una frase de “combate” para iniciar la presentación: “Yo sé quién tiene lo que usted busca”. Esta es una forma de encontrar potenciales clientes. Y, lo importante, es que miremos hacia el futuro, buscando siempre que el dinero circule en la economía local. Compremos a los pequeños negocios, consumamos lo que se produce en el pueblo y el país, porque cuando compramos a una pequeña empresa, todos ganamos y aportamos a nuestra economía.