Un sangriento ataque insurgente contra una base militar en el noroeste de Pakistán dejó un saldo de 34 muertos, entre ellos trece civiles, dieciséis insurgentes y cinco soldados del Ejército paquistaní. El hecho ocurrió la noche del martes 4 de marzo de 2025, en el acantonamiento militar del distrito de Bannu, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán.
Según informó el Ejército, el ataque comenzó alrededor de las 18:30 hora local (14:30 GMT), cuando los insurgentes hicieron estallar dos vehículos cargados de explosivos contra el muro exterior de la base. La explosión generó graves daños a viviendas y mezquitas cercanas, además de provocar la muerte de trece civiles y dejar a 32 personas heridas. Luego de la detonación, se produjo un intenso enfrentamiento armado entre los atacantes y las fuerzas de seguridad.
El ataque fue reivindicado por Jaish Al-Fursan, un grupo afiliado a los talibanes paquistaníes, que en un comunicado aseguró haber causado la muerte de doce efectivos de las fuerzas de seguridad. Por su parte, el Ministerio del Interior de Pakistán expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y confirmó la eliminación de seis insurgentes en el combate.
El acantonamiento de Bannu ha sido blanco de ataques similares en el pasado. En julio de 2024, otro atentado en la zona dejó ocho soldados y diez insurgentes muertos, en un episodio atribuido a otro grupo vinculado a los talibanes paquistaníes.
Khyber Pakhtunkhwa, junto con la provincia de Baluchistán, es una de las regiones más conflictivas de Pakistán y ha experimentado un aumento de la violencia insurgente en los últimos años, especialmente tras la llegada al poder de los talibanes en Afganistán en 2021. Islamabad acusa al gobierno talibán afgano de permitir la presencia de grupos insurgentes en su territorio, señalamiento que es rechazado por los líderes afganos.
Según un informe del Centro de Investigaciones y Estudios de Seguridad de Pakistán, el año 2024 fue el más mortífero para las fuerzas de seguridad paquistaníes en una década, con al menos 685 uniformados muertos en 444 ataques terroristas registrados en el país.