El presidente Gustavo Petro anunció el estado de desastre en Colombia debido a la devastadora temporada de lluvias que ha afectado a diversas regiones del país.
En una declaración realizada el pasado 10 de noviembre, el mandatario destacó que la variabilidad climática ha intensificado los estragos, aumentando la vulnerabilidad en territorios como La Guajira, Chocó y Bogotá, donde la escasez de agua potable se ha vuelto crítica.
La decisión fue tomada tras un análisis en el Puesto de Mando Unificado (PMU), donde se evaluaron las consecuencias del invierno; Petro enfatizó la necesidad de una gestión proactiva del riesgo y del tratamiento de desastres climáticos. El martes 12 de noviembre, se presentará un plan concreto de inversiones públicas para las regiones más afectadas, lo que permitirá redirigir recursos presupuestales hacia estas áreas.
La situación es alarmante; 186 municipios en 27 departamentos han reportado daños significativos. La Guajira se destaca como la región más perjudicada, donde se ha declarado calamidad pública tras inundaciones devastadoras que han dejado a muchas familias sin hogar.
En Chocó, los grupos armados ilegales han obstaculizado la entrega de ayudas humanitarias a más de 30 mil familias damnificadas, complicando aún más la crisis.
Además, en el departamento del Cesar se ha declarado alerta roja por el aumento del caudal del río Cesar, lo que ha llevado a las autoridades a instar a los alcaldes a tomar medidas restrictivas para proteger a las comunidades en riesgo.
En Bogotá y Santander también se han reportado inundaciones y desbordamientos que han causado pérdidas humanas y materiales.
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) ha solicitado 7 mil millones de pesos para atender las necesidades urgentes en La Guajira. La situación es crítica y requiere atención inmediata para mitigar los efectos devastadores de este fenómeno climático que afecta a miles de colombianos.