Por Luis Alberto Borja Medina
En otrora la Fonseca de mis sueños y mis recuerdos. Transcurriendo la década de los 90 se decía y se conocía a Fonseca como la tierra de los higuitos, así se escuchaba decir y describir a nuestro municipio, pero en esa misma década fue perdiendo su renombre por esa razón aunque aún eran abundantes los podaron y a algunos los talaron para la construcción de la avenida Santander en dos carriles ahí comenzó su debacle y posterior final, lo más contradictorio y paradójico es que para la época del más grande arboricidio cometido en el municipio de Fonseca el alcalde para ese momento era un reconocido ingeniero agrónomo del municipio y el ejecutor del contrato de poda y tala de los emblemáticos árboles también es ingeniero agrónomo de renombre en la región.
En estos momentos hablar de la tierra de los higuitos refiriéndonos al municipio de Fonseca es una remembranza, o un deseo frustrado porque a decir verdad estos lindos y frondosos árboles de abundante follaje de tronco robusto pero raíces muy superficiales y pequeñas considerando toda la envergadura del árbol que debían sostener anclado, las cuales no son del suficiente grosor ni corpulencia para cumplir con tal objetivo, por lo cual los nombramos los Titanes de pie pequeño.
Aún son recordados en las temporadas de inmenso calor en el municipio sentarse debajo de uno de los higuitos de la avenida Santander era sumergirse en un bálsamo de frescura y un elixir de vitalidad, poco a poco por sus frágiles y endebles raíces fueron sucumbiendo uno a uno como un castillo de naipes con la presencia de cualquier embate de la naturaleza lluvia, vientos.
Todo esto sucedió ante la mirada estupefacta e indiligente de los entes estatales encargados de estudiar y propender por el cuidado y estudios de la flora y fauna no se conoce de alguna investigación realizada para tal fin, también fueron atacados por una plaga en forma de hongos o algo parecido que los fue tumbando sus hojas y secando sus ramas y tronco por partes hasta quedar totalmente deshojados lo cual era una señal inequívoca de su inminente muerte.
Y ante este hecho tampoco se hizo nada al respecto para salvaguardar un patrimonio de los fonsequeros, con ellos se perdió también la visita todas las noches de aves que pernoctaban en sobre sus ramas armando una verdadera sinfonía con su canto por la noches cuando hacían su llegada y al aparecer el alba cuando alzaban el vuelo para desaparecer haciendo a diario su particular periplo, aún vienen a mi mente los higuitos del gran ‘Ñoñy’ que creaban un arco espectacular y daban la entrada al municipio y donde solíamos ir a escuchar el popular pick up, cómo no evocar el higuito frente a la panadería Fonseca donde los fonsequeros escuchábamos los éxitos musicales del momento atendidos de manera afable y cordial por Omar Torres en el arbolito musical como era ampliamente conocido el acogedor sitio, cómo no recordar uno de los más visitados por las delicias que ‘Tres libras’ y su madre Narcisa expendían las carimañolas, empanadas etc, de exquisito sabor y renombre entre los asiduos consumidores quienes no podían comerse una sola por el contagiante aroma y sabor.
Con los famosos higuitos se ha perdido parte de la identidad e idiosincrasia de un pueblo que durante mucho tiempo fue reconocido como el túnel natural de América porque los frondosos árboles sembrados a lado y lado de la antes mencionada avenida juntaban su follaje con el del frente y también con el de sus lados formando un verdadero túnel dando a nuestro municipio una belleza sin igual, estos eran fuente de inspiración para los poetas, músicos y todo tipo de artistas, las personas criollas sentían deleite bajo sus sombras densas, los visitantes se sentían extasiados y asombrados por la exuberante belleza y la magia que emanaban.