“Pero Linda dime, al final tú callas, por favor decime qué guarda tu alma”. Imposible iniciar nuestra crónica sin recordar el aparte transcrito de la canción titulada ‘Benditos Versos’ de la autoría de mi amigo ‘Rafa’ Manjarrez Mendoza interpretada por ‘Beto’ Zabaleta con el acordeón del ‘Negro’ Villa y que de mala gana fue incluido en el LP ‘De nuevo los buenos’ de ‘Los Betos’ en el año 1986. Hoy dejamos extendidas en estas líneas nuestra satisfacción conturbados de emoción después de haber participado de un acontecimiento que nuestro corazón recibió con total complacencia.
Fue el 30 de agosto reciente pasado en Maicao un día de fiesta y fantasía en la vitrina comercial y en el cielo; en las alturas porque Dios y Martha Villarreal Barraza están especialmente satisfechos y alegres, y en la tierra por que la más importante de las ‘IAS’ que es la ciudadanía fue testigo presencial de un acto de justicia, sí, porque fue lo que presenciamos, un acto de justicia.
La institucionalidad entendió que tenía Maicao y La Guajira toda una deuda de gratitud con Linda de Jesús Tromp Villarreal, quien tiene el mérito de haber impuesto una marca difícil de igualar como directora de la universidad de los pobres, el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, durante más de veinticinco años, lo cual no tiene antecedentes en Colombia porque sabemos que la politiquería no tiene ni alma ni corazón porque para saciar el apetito burocrático de politiqueros puesteros para nada les importa mandar a la calle a los eficientes funcionarios para encarapitar a los mismos monumentos a la ineptitud.
Nadie merece por bonito, ha sido Linda Tromp una funcionaria eficiente y eficaz, ha predicado con el ejemplo y nos ha dejado establecido que el ejercicio de los cargos públicos y la honestidad no son incompatibles sino complementarios y por lo mismo son los que hacen posible el perfecto equilibrio entre el derecho y la justicia, en su caso, algo exótico ante la corrupción que desde tiempos pretéritos ha venido destrozando en Colombia y cuando están de moda la cerveza sin alcohol, el café descafeinado, la leche sin lactosa, la política sin moral, los matrimonios sin hijos y la música sin letras.
Linda, tus conciudadanos agradecidos te brindamos gracias a la generosidad de la Administración municipal de Maicao, 24 horas de alabanzas y admiración con la justificada esperanza que tu huella indeleble en tu paso por este mundo de inversión de valores como servidora pública intachable, insospechable y con Dios en el corazón sirva de guía para que podamos ascender por el espiral sin fin de las realizaciones todos los que soñamos con un mañana colmado de bienaventuranzas en el lugar más septentrional de Colombia, y para que tu lección de vida y obra nos ayude a mantener incólume el mástil de lo sublime, en medio de las turbulencias de la desesperanza colectiva. Tus éxitos misionales son un caudal de oxígeno que indudablemente te ayudará a disfrutar a plenitud, tu larguísimo periplo vital descansará tu cabeza sobre la almohada más exuberante del mundo que es la tranquilidad de conciencia, y vivirás cada minuto como si fuera el último, y conservarás tu corazón en paz y con la seguridad de quien espera una vida digna, larga y fecunda.
Todos doblamos rodillas mirando con gozo el inmenso cielo para pedir a la divina providencia para ti y tu familia bienaventuranzas, para tú futuro engreído en su utopía y sabedor de su inminente reino, un camino cubierto de rosas sin espinas y que la mismísima virgen susurre a tus oídos, de ‘Rafa’, Valeria y Valentina, palabras de compañía, y absolución, y que la sangre de su hijo te unja y te selle de tal modo que si la desgracia tiene ojos que no los vea, si tiene pies tampoco los pueda alcanzar y si tiene manos no les pueda detener en su camino a la prosperidad, hoy mañana y siempre. Si la Villarreal estuviera por aquí, esta vez no me hubiera llamado para compartirme sus cuitas, pedirme concepto o ponerme quejas suyas y de sus hermanas, sino para compartir en su honor con finos vinos y en la mesa el arroz de cerdo apastelado y delicioso que preparaba con esmero para este cuerpecito que habrán de comerse los gusanos de Monguí.
Gracias comadre mía por hacernos partícipes de tu buen suceso y nombre, y de reconocimientos que ratifican la superioridad de tu inteligencia digna de la mujer guajira sobre la ineptitud y la incompetencia que hoy cambian para mal el rumbo de la existencia de muchas familias y de las instituciones.
La sede del Concejo municipal de Maicao fue aquel día el punto de encuentro de viejos y nuevos amigos y amigas con quienes tuvimos la oportunidad de compartir momentos gratos en aquel tiempo cuando en Maicao se podía pescar por las noches y todos y todas remábamos para el mismo lado, y se le colocó la tapa a la cajeta de esa época de grata recordación coronando a Linda como Reina del Carnaval, aquello fue extraordinario, fue una fiesta prolongada, entusiasta y tan maravillosa que no hubo muertes violentas, el único incidente de toda la temporada de Carnaval fue cuando durante el desfile de carrozas por sus calles a un borracho se le ocurrió lanzarle a Linda una lata de cerveza Polar, que Hugo Miranda en reacción inmediata evitó que llegara a su cabeza ataviada con altísimas plumas y flores hermosamente emparapetadas.
Tiene razón el resbaloso hijo de La Jagua para andar en estos días más contento que avispa carnicera sobre matica de tomates, no todos tenemos el privilegio de tener una mujer a quien le pesa la inteligencia en Bogotá, donde se toman las decisiones a veces para bien y otras veces para vergüenza ciudadana.
Linda, que orgullosos nos sentimos de ser tus coterráneos, definitivamente has demostrado que mientras más oscura esta la noche, más cerca estará el amanecer, y que la paciencia en el servicio público, cuando se ejercen las funciones institucionales con manos limpias es un inmenso árbol de raíces amargas y de frutos dulces.
¡¡Comadre espiritual, Dios la bendiga!!