“Tengo pena con compadre Chemo, tengo pena porque yo no fui, a esa fiesta de ese dos de enero y con tanto que le prometí”.
Los hechos que motivan esta crónica trajeron a mi mente el aparte que hemos transcrito de la canción ‘Compa’ e Chemo’ de la autoría de Julio Erazo que en 1969 grabó con su acordeón y su voz Alejandro Durán, quien la incluyó en el LP titulado ‘El Rey negro del acordeón vallenato’.
Sucedió que el 26 de julio reciente pasado recibí una versión de la canción ‘Tarde de verano’ que ‘Emilianito’ Zuleta me envió por WhatsApp, la cual grabó con un acordeón tapado, con renovados arpegios y muy agradables interludios acompañado con el canto de alguien cuya voz era inédita para mis agrarios oídos.
Después de escuchar varias veces la canción, la cual no tiene ni un pito igual a la versión que grabó Emiliano en 1994 con ‘Poncho’, le escribí manifestándole mi aprobación, le dije que la remozada versión era afortunada, me permitía afirmar que su digitación se mantiene incólume, que la voz del cantante es afinada, bien impostada, tiene brillo natural y tiene medida, le pregunte quien es el cantor, minutos después recibí su llamada, me dijo que después de muchos meses se estaba tomando unos tragos escuchando las canciones que grabó con ese cantante desconocido en los catálogos de la música vallenata, que se trata del doctor Daniel Rojas, un cachaco con ascendencia fonsequera recientemente nombrado ministro de Educación Nacional, de quien me dijo que es su amigo desde hace algún tiempo, antes de que ingresara al Gobierno nacional, que la grabación la hicieron hacen varios meses y que cuando el precitado ejecutivo le pidió que lo acompañara con su acordeón se encontraba enfermo por un dolor en el brazo por lo cual tuvo que ser inyectado para aliviarlo para poder grabar, estaba visiblemente emocionado y aprovechó para hacerme el recuento de su árbol genealógico, me dijo que ellos no debían ser Zuleta Díaz sino Zuleta Daza porque el papá de ‘la vieja Carmen’ era Tomás Jacinto Daza pero ella se colocó adelante el apellido de su madre.
Lo del ministro cantante y sus habilidades evidentemente naturales para el canto me pareció exótico, y prueba que en materia de música vallenata de cualquier matojo a uno le sale un conejo, el tema despertó mi curiosidad por conocer y escuchar a ese ministro cantor, algo exótico en este país porque los pocos ministros que han cantado lo han hecho, pero no en los estudios de grabación sino en la Fiscalía General de La Nación.
Sucedió que el 17 de agosto reciente pasado recibí una llamada de mi amigo el juglero resbaloso ‘Rafa’ Manjarrez, el motivo de la comunicación era para invitarme a un encuentro social de amigos a donde atendería a un personaje nacional, al principio la vaina no me sonaba, me imaginé que estarían guindados del tipo un racimo de aduladores, que no dejaría hablar, en fin que de pronto no sería cómoda la situación, entonces le pregunté de quién se trataba, es cuando para mi sorpresa me cuenta que es el Dr. Daniel Rojas el reemplazo de ‘Poncho’ al lado de Emiliano, ahí de inmediato la vaina cambió, le confirmé mi asistencia, era la gran oportunidad de conocer a ese señor y ver por primera vez en mi vida a un ministro cantando con agrupación vallenata, ‘Rafa’ me dijo que la atención para el visitante sería a partir de las 7:30 de esa noche, que me esperaba junto con Amylkar, mi hermano si estaba en la zona, evidentemente le contó que él vino a dar unos cumplimientos funerarios que iría en su compañía.
Evidentemente ante esa invitación indespreciable hice lo usual en la región cuando se va a asistir a un evento de categoría, a donde nos vamos a codear de tú a tú con gente importante, durante la tarde escogí la más elegante guayabera bordada por ‘La aguja de oro’ Enilfa Curiel, especialmente para este cuerpecito que habrán de comerse los gusanos de Monguí, la guindé perfectamente almidonada, y el cuello bien parado a punta de almidón con la advertencia a todos en casa que nadie la tocara porque yo no podía llegar a donde había tanta gente pesada con arrugas en mi atuendo de Olán del más caro.
Emocionado por el ágape del cual sería protagonista sentí aquella tarde larga, demorada, lenta, el minutero del Reloj parecía cansado hasta cuando al fin le dio la gana de decirme que eran las siete de la noche, quería llegar a tiempo para tomar una posición estratégica en el lugar, estrené para bañarme el jabón Acidmantle, no use el Neko de diario porque la ocasión ameritaba que todo fuera por lo alto, desguindé un pantalón caqui que tenía para estrenar, y saqué de la cajeta mis zapatos Ferragamo color miel que una de mis hijas me trajo de Europa y que solo habían pisado este suelo el 2 de febrero, ya por tratarse de ‘La Vieja Mello’, me coloqué una camisa provisional y guindé la de pontificar en el carro para colocármela en la puerta de la casa de la familia Manjarrez Tromp para llegar a la presentación de un tipo tan importante sin una sola arruga.
Salí para allá. Bajo una perniciosa llovizna de esas que anuncian cosas malas, recogí a Amylkar, mi hermano, antes de irnos le hice cambiar unos zapatos que parecían los del padre Casiano en sus últimos años, le dije que son finos pero no tanto como para compartir espacio con un ministro que canta, me hizo caso y se colocó unos más costosos, salimos para el sitio, yo iba volando porque esas cosas no se ven todos los días, llegamos al lugar a las 7:41 minutos, la calle estaba desolada y la puerta cerrada, pensé que por razones de seguridad los carros los habían escondido etc. me bajé y toqué, después de mis insistentes pullazos al timbre salió un muchacho con cara de gente hacedora de caso a quien le dije con toda autoridad que yo venía para la atención que le harían ‘Rafa’ y Linda al ministro, su respuesta me puso la boca seca.
“Aquí no hay nadie solo yo, aquí no hay ninguna atención y ningún ministro, ni los dueños de la casa están” y de una dio la vuelta y se fue para adentro otra vez, pensando con los deseos dije para mi “Este muchacho está loco”, decidí marcarle a mi amigo colega y pariente Iván Fuentes Acosta porque en las cosas de Manjarrez es el primer chicharrón que cae al caldero, le dije que a dónde estaban, me dijo que ahí estaban que le dijera al muchacho que me abriera, le conté que él se volvió a encerrar.
Entonces me dijo “dé la vuelta que por detrás se le abre el portón para que entre con el carro”, todo mientras la ansiedad aceleraba mi corazón, di la vuelta y tampoco había nada le pregunté a unos vecinos quienes me informaron -como buenos vecinos que le saben la vida a su entorno- que ‘Rafa’ no estaba en Riohacha y mi comadre Linda tampoco, volví a marcarle a Iván, él me dijo “hay abrimos, entre”, le pregunte si era en la casa de los anfitriones.
Es cuando el hombre como bien nacido en Urumita a donde nació ‘La gota fría’ me tiró el balde completo de agua helada, me dijo “Entonces usted está es en Riohacha, la atención al ministro es aquí en la casa de mi compadre pero en La Jagua”.
La verdad, quería que la tierra me tragara, quedé esperando la miel pa’ los buñuelos, esa es la historia de una noche húmeda, calurosa y de cables cruzados, el barco se me hundió y me quedé con las ganas de conocer y escuchar a un ministro cantar sin que lo hiciera ante la justicia. En la próxima pido más detalles, el gato que sube una estufa caliente no sube otra ni si está helada.