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Dizque en Villanueva no hay mariposas amarillas. Si existen a montones, pero más que mariposas amarillas lo que sí abunda es la fe y la esperanza o si no que lo digan sus mujeres, a quienes les sobra la fe y la esperanza. Uno de sus complementos son sus reinas y princesas. Una en especial, la estudiante de derecho Natalia Dangond Dangond. Es una princesa en todo el sentido de la palabra. Es la Claudia Schiffer guajira. Su belleza, su encanto y su simpatía hacen juego con su sencillez y su don de gente. Bella como su mamá, María Silena Dangond.
Villanueva, la tierra bella, es también rica en sus mestizajes, producto de esos inmigrantes que vinieron de Europa y de Asia se cruzaron por así decirlo con las mujeres villanueveras, hermosas y dueñas de una personalidad sin par y un donaire de gente de bien. De ahí surge esta belleza que impacta donde llega y como ella lo afirma tajantemente, “mi mamá y mi padre villanueveros, dieron una hija que engalana esta tierra que es paisaje, que es poesía y que engrandecen a la tierra guajira !Ay ombe!”. Ella es Natalia Dangond Dangond, la princesa de Villanueva.
Una joven esbelta como lo es Natalia, que hace juego con su figura y su andar. Sus ojos son como el día, se iluminan o se entristecen. Es la herencia de su abuelo y de su bisabuelo, patriarcas de estas tierras del café que trajo el primer Dangón (hoy Dangond), quien vino de la Francia emancipadora. Siempre como el sol de mi guajira amanecen los ojos de ‘Nata’ la princesa, la princesa indiscutible de la tierra Cuna de Acordeones.
Sus ojos son llenos de encanto y ensoñación, que irradian riqueza no solo material si no espiritual y que cuando se combinan los rayos resplandecen entre el negro y el marrón que contagia con su belleza, con su tranquilidad y a veces con su silencio para que el mejor poeta pueda echar sus versos al aire teniendo como testigos las calles de su tierra, de este municipio que engalana con su música y su poesía inconfundible como sus artistas resplandecientes con su fama y cuando su mirada se encuentra con el café, pareciera que ella estuviera visionando el recuerdo de su bisabuelo (Jorge Dangond Balcazar) y de sus ancestros que lleva en el alma y en el linaje de su corazón.
Natalia, además de su belleza es una princesa muy inteligente, con mucha intuición que caracteriza a las chicas de su tierra, es su malicia indígena. Dueña de una personalidad que la demuestra cuando es el caso, de una figura de reina y de unos principios alienables que son inembargables a la hora de tomar decisiones sabias e inteligentes. Como lo establecen los japoneses que el éxito no radica en la inteligencia si no en la disciplina. Así viene siendo su devenir histórico, en su formación que le ha enseñado su madre y en sus estudios de derecho, exitosa dentro de los parámetros que la misma ley le impone en sus cánones de tratados y de principios éticos como debe ser una futura jurista en todo el sentido de la palabra y ella se enorgullece no solo de su madre (que es reina por donde se le mire), sino de su Villanueva del alma, de su abuela o bisabuela ‘Maty’ Fuentes, quien tiene un corazón generoso y un espíritu lleno de misericordia y de buen servir. ‘Nata’ es toda una princesa en belleza y donaire.
Natalia Dangond Dangond, nombre de princesa y como toda princesa, pareciera que encarnara a las mujeres de Francia, de donde son sus ancestros, donde su abuelo y bisabuelo son descendientes directos del primer francés que llegó a Villanueva y ‘Nata’ con su donaire y su belleza se ha ganado un espacio no solo en la tierra villanuevera si no en la tierra guajira. Definitivamente ‘Nata’ es la princesa villanuevera.
También un homenaje a la juventud de la tierra Cuna de Acordeones.