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Samuel Lanao Robles ha roto los paradigmas de los funcionarios públicos en La Guajira; en los diferentes cargos que ha ostentado en el Departamento siempre ha mantenido incólume esa aureola de humildad y nobleza en él, ha sido su derrotero en su devenir histórico, nunca se ha crecido y su ego lo ha mantenido en bajo perfil, contrario a lo que sucede con los guajiros, en su mayoría, que a lo que tienen poder u ostentan un cargo importante, el cambio es aberrante en sus procederes, incluidos hasta los amigos, pero ¿será que cambian?
No; muestran su verdadera personalidad, porque como reza el aforismo popular «si quieres conocer a una persona, dale poder» y en La Guajira sí que se manifiestan estas personalidades enfermizas, donde se creen dioses, pero de barro, alimentada esa personalidad por unos áulicos que le expresan con lisonjas lo que no son, pero ellos se lo creen en su poca capacidad intelectual…¡Válganos Dios!
Samuel Lanao Robles, el director general de Corpoguajira, rompe de plano con esa trayectoria de hombre público y de ostentar un cargo importante; a través de su recorrido exitoso en su vida pública y privada siempre ha mostrado esa personalidad humilde, sana y diáfana.
Su disponibilidad permanente en la atención a todos, con la misma sencillez y la sonrisa tan propia en él, no fingida, sino llena de ese carisma que es su aureola en su exitosa carrera profesional como ingeniero civil, allende a sus especializaciones y maestría en su área; preparación con la que ha recogido los mejores pergaminos como hombre público.
Un funcionario de resultados, con una hoja de vida intachable, dejando siempre a su Maicao del alma en lo alto. Samuel es un funcionario para mostrar a nivel nacional, recto en sus procederes y sin mácula alguna.
Samuel Lanao, el ser humano. Cuando escribo estas líneas, es porque he sido testigo de lo que él vale como ser humano; amigo incondicional y doy fe de ello. Mi amistad con Samuel se cimenta en el Gobierno de Hernando Deluque Freyle, cuando desempeñaba el cargo de secretario de Desarrollo Económico y el suscrito era asesor de dicha secretaría, luego él pasa a ser el secretario de Obras y yo lo reemplazo en la secretaría de Desarrollo.
En esa administración hicimos una llavería, no sólo entre los dos, sino con los otros secretarios, en cabeza de ‘Nando’ Deluque; hicimos un buen equipo en bien de La Guajira. En ese cargo demostró su sensibilidad social a toda prueba; su atención al público siempre era comentada en toda la península, con elogios de los mejores.
Amigo de sus amigos, uno en especial, Guido Illidge Barros, a quien cariñosamente le decía ‘Guidopla’ y Guido lo quería a montones, cuánto nos dolió su muerte, porque era también mi amigo; y así, cientos de amigos de Samuel que lo valoran y admiran como ser humano.
Samuel Lanao, el ser humano. Terminando de escribir estas líneas, me embarga el sentimiento de saber que existen personas que sirven de instrumentos para mejorar las relaciones interpersonales y el buen nombre del guajiro. Sencillamente, un ejemplo para las futuras generaciones de capacidad, servicio y liderazgo. Samuel Lanao nos hace sentir orgullosos de ser guajiros.