Villanueva, en la mañana del viernes 19 de abril, fue golpeada fuertemente como un sismo de 7.5 en la escala de Richter, por el vil asesinato del médico Jesús María García Oñate, conocido cariñosamente como ‘El burro mocho’, y quien recibió tres balazos mortales cuando salía de la ESE Hospital Santo Tomás de Villanueva, donde prestaba sus servicios como médico desde hace más de nueve años.
El supuesto asesino fue capturado por la Policía Nacional, minutos después de haber cometido este crimen que conmovió a todos los villanueveros.
El asesino confesó su delito, pero con ello deja a la comunidad villanuevera más consternada porque además no se le cree lo que dijo a la Fiscalía General de la Nación.
Villanueva no sale del asombro de este horrible crimen que enluta a su familia, a su esposa e hijas, a sus hermanos Luis Eduardo y Armando García Oñate y al pueblo en general.
La comunidad se volcó en masa a las instalaciones de la Policía Nacional, exigiendo justicia por el asesinato del médico querido, el médico del pueblo.
Al confeso asesino tuvieron que sacarlo en una tanqueta del Ejército, porque el pueblo estaba rebotado de la rabia y de la incomodad que ha generado esa muerte violenta.
Villanueva, un pueblo tranquilo, tenía años de no vivir una fecha tan triste y lastimera como lo ocurrido con el médico Jesús María; y no es para menos, Jesús María García Oñate gozaba del cariño y del aprecio de todo el pueblo villanuevero; no tenía enemigos, siempre saludando a todos sin distingos de clase social, religión o partido político, todos eran sus amigos.
Los primeros en reaccionar fueron sus amigos de infancia, quienes no pueden creer lo ocurrido: Armando Baquero Daza, Rubén Daza Amaya, Álvaro Isaza Serrano, Javier Daza Peñaloza, Armando Ovalle Bracho, Darío Martínez Ferreira, Donaldo Córdoba, Jorge Silva, Yair Rumbo, entre otros, que entre los recuerdos y las nostalgias lloran su partida.
El médico, desde niño fue una persona muy organizada, ya en la primaria tenía una cuenta de ahorros con más de 2 millones de pesos y así fue toda su vida.
Su esposa y sus 3 hijas, dos estudiando medicina y una menor. ¡Qué dolor se siente en toda la tierra Cuna de Acordeones! Todos estamos tristes, todos estamos compungidos por el dolor y la impotencia de este execrable crimen.
Con su muerte se confirma que era el médico del pueblo; el ser humano que todos queríamos y valorábamos. Cuanto duele su partida tan repentina; ¿cómo estarán su esposa y sus hijas, de tantos recuerdos del esposo y padre amoroso? Qué vaina con esta violencia que carcome todos los rincones de la patria.
Jesús María García era un amante al juego del dominó; sólo quedan los recuerdos de sus amigos de este deporte: Su hermano Luis Eduardo, ‘El Mono’ Torres, ‘Chino’ Redondo, Javier Socarrás Amaya, Enrique y Javier Daza Peñaloza, José Olmedo, ‘Geo’ y ‘Lukita’ Dangond, ‘Chino’ Salas, ‘Jique’ Dangond, ‘El Nene’ Socarrás, entre otros y con quienes compartía, de tarde en tarde, en la residencia de Olinda Daza, con el pasatiempo del arrancón: José Zuleta, ‘Beto’ Baquero Bracho, Yair Maestre, Elvis Cortés, Martín Bernier y Próspero Oñate; todos ellos se sienten destrozados en tristeza y melancolía. Villanueva, nuevamente de luto, como lo expresa José Orozco.
Villanueva se encuentra acongojada por el vil asesinato del médico del pueblo. Una mano asesina truncó los sueños de sus hijas, de sentirse orgullosas de la profesión que escogieron, como su padre, y de su infanta, que no la verá desarrollar lo que será en el futuro. Una mano cobarde truncó tantas historias de lo que fue su impronta personal; porque de verdad, verdad, Jesús María construyó un presente y plasmó un futuro con una hermosa familia, que cada día lo recordarán con amor y con alegría.
El médico del pueblo deja huellas de lo que fue su vida exitosa y tesonera, pero ante todo, recta en sus procederes. Vuela alto amigo Jesús. ¡Brille para ti la luz perpetua por siempre!