La Universidad Estatal de Colorado publicó en las últimas horas, el pronóstico sobre lo que será la temporada de huracanes 2024, que tendrán incidencia en los océanos Atlántico y Pacifico, lógicamente con alta repercusiones en el área del Caribe.
Es buena noticia porque nos garantizará, especialmente para el segundo semestre del presente año, un ciclo de lluvias en regiones secas, como la zona del Caribe colombiano, que siempre sufre cuando se sienten algunos efectos, aunque ligeros del famoso fenómeno de El Niño.
Desde el año pasado los servicios meteorológicos, pero en especial, las empresas generadoras de energía hídrica, vienen alertando sobre la eventualidad de un Niño que en el 2024, ha tenido lluvias, aunque pocas, pero ha llovido, en comparación a otros eventos de esta naturaleza, en donde las temporadas secas se han extendido a todo el territorio nacional.
Los que hemos vivido un poco más, sabemos que siempre los tres primeros meses de cada año son secos. De eso tenemos claras evidencia. Ese no es un tema nuevo, pero que ahora, se presenta como un Niño, con el cual se genera una especie de terror colectivo, y que da la impresión que fuera aprovechado por los generadores de energía hídrica para amenazar con apagones.
Esto parece servir para que las mismas empresas planteen el incremento del valor de las tarifas, como si realmente no existiera una venta en bloque que garantice una estabilidad en los precios.
En Bogotá parece llover con una normalidad propia de la temporada, e incluso hasta con granizo. Lo mismo viene ocurriendo en otras regiones de la Zona Andina, en donde siguen cayendo fuertes lluvias, que incluyen desbordamientos y avalanchas. ¿Será que esta agua no va a los embalses?
En La Guajira que es considerada la zona más seca del país, su única presa, El Cercado se mantiene en un 86% de su capacidad. ¡Excelente noticia!
En el caso de este Departamento, nunca se ha trabajado seriamente para resolver el problema de suministro domiciliario del agua que baja superficialmente y se vierte sin ningún uso al mar Caribe. Ese es el problema que nos produce una escasez del preciado líquido para el consumo humano.
Da la impresión que la eventualidad de un Niño viene siendo utilizada para generar terrorismo a los usuarios. Esa es la primera conclusión a priori, luego de vivir otros ciclos de sequía, con una alta intensidad, en donde los embalses han sido bien manejados, después de aquellos años aciagos de los 90, cuando se nos presentó el gran apagón por imprevisión estatal.
La sociedad colombiana merece que se le hable con claridad. A este cuento de El Niño y los embalses, parece que le faltan varios pedazos, no se está diciendo una verdad con responsabilidad.