Llegó el mes más esperado de todo el año. Es la época de unión familiar, celebraciones, embellecimiento de las ciudades y pueblos, competencias entre cuál es el barrio más bello y el ‘año nuevo’.
La Navidad colombiana es, ante todo, una época para la reunión familiar y para compartir al lado de amigos, las alegrías simples, que conforman los ratos gratos, los momentos memorables. Para describir la Navidad colombiana se debe tener en cuenta que nuestro país es una reunión de pueblos y culturas. Como un pequeño continente lleno de Pequeños países, pero dentro de una sola nación.
Los colombianos tienen cuatro días que son especiales dentro de su tradición navideña. El 24 y 31 de diciembre están incluidos allí, pero también el 8 del mismo mes y para algunas regiones el que se conoce como Día de los Santos Inocentes, el 28 de diciembre.
El 8 de diciembre, el día de las velitas. Es el día que se celebra la anunciación del arcángel a María. Este día se celebra el Día de las velitas, o el ‘alumbrado’, y las familias colombianas encienden centenares de velas en los andenes de las calles, generando resplandores en cada barrio, parque o plaza, haciendo más agradables los paseos nocturnos.
Los juegos pirotécnicos explotan en el cielo, produciendo toda una lluvia de colores que engalanan la noche, fascinan a las personas y asustan a las mascotas.
El 24 de diciembre, la Navidad. Las casas se adornan al estilo tradicional del mundo, con guirnaldas, el árbol de Navidad y el pesebre (representación de la Navidad) y, junto a estos, se reza la novena de aguinaldos, durante los nueve días anteriores a la Navidad, al ritmo de los villancicos.
La noche es una fiesta al ritmo de salsa, merengue, cumbia, porro, según el gusto, y se celebra el nacimiento de Jesús. A las 12 de la noche se interrumpen todas las fiestas y se reparten los aguinaldos. La mañana del 25 de diciembre es la fecha señalada para que los niños encuentren y reciban los regalos que les envía ‘el niño Dios’, quien es el encargado de estos menesteres, en estas tierras.
El 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes. El día de los ‘Santos Inocentes’ es la fecha en la que se hacen bromas a los conocidos. Durante este día se pueden caer en inocentadas. Tanto los medios de comunicación, como familiares y amigos acostumbran hacer cierto tipo de trampas o bromas, entre sí, para divertirse, ya que el día de los inocentes da licencia para bromear.
Se conmemora un recuerdo de la muerte de los centenares de recién nacidos mandados a ejecutar por el Rey Herodes (padre) para evitar la llegada profética del Rey de Reyes.
El 31 de diciembre, es la fiesta de fin de año. En otra fiesta, en la que las familias y amigos se reúnen para celebrar el fin de año. El aguardiente, el ron, y todos los ritmos se hacen presente este día. En muchas regiones del país, se acostumbra a construir un muñeco de ropa vieja (‘Año Viejo’), relleno de huasca de plátano o cualquier material inflamable como la pólvora. Esto hace de esta práctica, todo un arte.
En algunas regiones del país, se hacen concursos de muñecos mejor creados, y se hacen desfiles. A medianoche, mientras la familia se confunde en besos y abrazos, y se dan los mejores deseos para el año venidero, el muñeco es incinerado ante todos, acabando con el año viejo, y dando la bienvenida al año nuevo.
También es muy común la creencia en los agüeros de fin de año, cómo ponerse ropa interior amarilla (para la buena suerte), salir con las maletas en las manos a dar la vuelta a la casa (para que se dé muchos viajes en el año), comer las doce uvas (cada una, un significado diferente) y las cabañuelas que predicen el año que viene (de acuerdo a cómo le vaya a uno los primeros doce días de enero).