Por Hermes Francisco Daza
Una de las características de la maestra, gestora cultural, columnista, escritora y poetisa Delia Bolaño Ipuana es sin lugar a dudas su recia personalidad, que junto con su carácter afable hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.
Nacida en La Guajira, estudió su primaria en la Institución Educativa José Agustín de Barrancas. Normalista en la Escuela Normal Superior Indígena de Uribía, con licenciatura en Pedagogía Infantil en el Instituto Nacional de Formación Técnica Profesional, Infotep, de San Juan del Cesar. Magíster en Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).
Su primera experiencia en el campo de la educación, que le costó lágrimas y sacrificios, comienza el día siete de mayo del año 2002 cuando es nombrada maestra de planta en el Cabo de La Vela, corregimiento del municipio de Uribia.
“Realmente -dice- esa experiencia marcó mi vida, mi idea era explorar otros lugares diferentes al Cabo de la Vela, pero me tocó lo que al final se convirtió en una experiencia de crecimiento”.
Aunque al principio caracterizaba aquella estadía en el Cabo de La Vela como una clase de esclavitud, por lo que la única vía que tuvo la escritora como escape fue la lectura, poco a poco estas experiencias la fueron madurando en todas las áreas de su vida.
“Para mí eso fue duro -afirma- los minutos se convertían en horas, las horas en días, los días en semanas, las semanas en meses y los meses en años… pero al final era el tiempo que necesitaba y que me fue permitiendo encontrarme con lo que realmente era”.
Refirió que “les cuento que en aquella época fueron mis inicios laborales y mi inicio de independencia familiar, sentía muchas veces que estaba lejos de la posibilidad de salir algún día, mientras me miraba el infinito mar, que sin darme cuenta me enamoraba, pero no le ‘paraba bolas’; por otro lado, también veía el árido desierto, que solitario me sonreía, pero en ese momento sentía que me alejaba de mis sueños. ¿Qué será de mí? Era una de las tantas preguntas que me hacía”.
Aquellos atardeceres eran para Delia apacibles y nostálgicos. Ella, al mirar el mar, fue comprendiendo que era necesario todo aquello que atravesaba para demostrarle que la constancia, el esfuerzo, la disciplina y sacrificio traen grandes respuestas positivas.
Delia, comprendiendo que apenas era una adolescente a la que la vida quiso probar, a la que de repente le brindó una experiencia muy diferente a la que soñaba, en esos días ella no era feliz, trataba de dar lo mejor como maestra de aquellos niños de quinto grado, quienes necesitaban de toda esa energía, creatividad e innovación que la maestra nueva y jovencita traía a la población de Jepira. Es así como Delia fue aprendiendo a ser libre, independiente y ser lo que ella significa. Su valor y esencia de mujer ejemplar para La Guajira se dio allá en aquel extremo norte de Jepira, entre mar y desierto, dos fuentes naturales que le sembraron a su ser lo mejor.
“No obstante, ese Cabo de la Vela –enfatiza– me enseñó a luchar por mis sueños, a escribir mi historia, a no perder la esperanza. Fue en esta tierra donde me encontré con Nicolás Flamel, autor del libro ‘Harry y la piedra filosofal’, libro que me permitió recrear mis pensamientos evitando que cayese en malos momentos. La experiencia con las tres mosqueteras me permitió escribir sobre el mal papel que jugaban las tres maestras bachilleres, quienes no sé por qué les caí mal y trataron de terminar conmigo, aunque les agradezco porque me hicieron más fuerte”.
Por otro lado, cuando salía de vacaciones no quería volver al Cabo, sin embargo no era una decisión de ella en ese momento, era del tiempo que decidió que debía estar ahí hasta que el mismo la viera crecer y aceptar su primera experiencia laboral como esa base sólida de su crecimiento y desarrollo.
Cuenta que por el conflicto con sus compañeros y otros temas fue citada a la Secretaría de Educación del municipio de Uribía para remediar tal situación, siendo reubicada en Portete. “Ahora sí me fregué”, dijo.
Bahía Portete, en la Alta Guajira, es un territorio ancestral del pueblo wayuú. Región de clima árido y de escasas fuentes hídricas. Con una ubicación estratégica entre el Cabo de la Vela y Punta Gallinas, donde se encuentran los puertos marítimos naturales, además de la compleja red laberíntica de cactus y caminos diversos que caracterizan al terreno.
Estando allá en un lugar mucho más lejano y sin esperanzas, un fin de semana logró un ‘chance’. Un viernes por la tarde, según ella, “no regresaría más”, se decía en el trayecto. Se negó a ir otra vez. Por lo cual, la Secretaría de Educación de Uribía la volvió a citar. La joven maestra asistió acompañada de su padre, el señor Bolaño, a quien le comentaron sobre el caso de su hija, se sentía en un tribunal, nos cuenta, y en ese momento le dijeron:
“Señorita Delia Rosa Bolaño Ipuana –decía su jefe– la hemos considerado mucho por lo que conocemos a su papá y a usted como a una señorita que ha aportado a nuestro municipio desde que fue estudiante, lamentamos decirle que esta es nuestra última oportunidad para usted”.
Por lo que fue reubicada en una pequeña comunidad situada cerca al Cabo de la Vela, donde una profesora necesitaba de su apoyo. Ésta vivía en una casa de barro de una sola pieza, cerca de una pesquera.
“A ratos escuchaba las noticias por el radio, lo que le reveló su verdadero propósito. Fue traído para calmar mi ansiedad, me hizo saltar de emoción cuando escuché mi nombre en una lista de traslados hacia Albania”, rememora Delia.
Albania fue para Delia Bolaño el escenario fundamental en su vida; allí aprendió a responder y distribuir sus responsabilidades como docente, en la parte literaria, en lo personal y en lo familiar, los cuales articulaba de manera creativa y equitativa, no perdiendo el rumbo en los diez años consecutivos de profesora en esa población conocida como la Princesa Negra del Cerrejón.
En Albania inició su vida literaria, dando a conocer sus primeras obras didácticas: ‘Recreando con los sueños de los niños’ y ‘Estrategia metodológica de los sueños’. Luego publicó en género de novela, ‘Lágrimas de abril’ y ‘Teichon’.
Posteriormente logró su traslado para el municipio de San Juan del Cesar. Llegó al corregimiento de El Totumo y se presentó al rector de la Institución Educativa Rural Mercedes Romero de Quintero, quien de inmediato le manifestó que su cargo lo iba a desempeñar en la vereda Los Cardones, a escasa media hora de El Totumo.
Al comienzo fue difícil y con esfuerzos y perseverancia logró su objetivo: ser maestra en San Juan.
Proyectada, dio inicio a la tarea de nuevos planes tanto literarios como culturales, logrando la promoción del encuentro de escritores que hoy es conocido como ‘Literatura al Mar’, cuyo objetivo es la promoción de la lectoescritura con el apoyo de escritores nacionales e internacionales que se realiza en varios municipios de La Guajira cada año. Asimismo, creó la Fundación Teichon, otros eventos culturales y concursos de cuento y poesía como ‘Guajira Mágica’ y ‘Poesía en Vivo Cabo de la Vela’.
Actualmente es maestra de Fundamentos Pedagógicos en la Escuela Normal Superior de San Juan del Cesar, considerando que cada experiencia en ella es como abono enriquecido que fertiliza el suelo donde crecen sus ideales.
Hoy, Delia Bolaño Ipuana vive feliz. Todo lo que se ha propuesto en la vida lo ha conseguido. Sigue escribiendo, soñando y dando lo mejor de ella para la cultura, el arte, la literatura y la educación del Departamento, una mujer guajira ejemplar.