La Inteligencia Artificial es un algoritmo que surge en el siglo XX pero hasta ahora entra de moda con todo esplendor mediante lógica matemática, criterio evolutivo, diferencial y práctico, que busca imitar la función cognitiva humana con capacidad robótica que acumula y planifica informaciones y análisis globalizado de todo índole, procesadas en operaciones sistemáticas que permiten consultar, calcular y encontrar soluciones con precisiones acertadas sobre asuntos y problemas donde inciden juegos y conjuntos de reglas fisicomatemático, tradiciones, costumbres, secuencias, procesamiento, instrucciones, disposiciones legales, opiniones, emprendimientos etc.
En síntesis, es un medio de consulta y apoyo en quehaceres formales, domésticos, técnicos, profesionales, sistemáticos, corporativos, cualitativos y cuantitativos, entre otros; sin ambigüedades aparentes.
La importancia de la Inteligencia Artificial radica en estudios y análisis que pueden descifrar e interpretar, imágenes, reconocer objetos, personas, animales, especies y escenas que permitan crear alternativas desde algunas perspectivas a partir de datos específicos y abstractos, clasificados y utilizados que sirven de modelos y guías para ordenar los procesos en proyecciones y programaciones estableciendo predicciones para tomar decisiones fundamentadas en: instrucciones, transformaciones y soluciones en operaciones y procedimientos protocolarios de cada uno de los pasos que inciden en asuntos, necesidades y creaciones que previamente se diseñan y planifican para materializarse en campos, sistemas y plataformas determinadas.
La Inteligencia Artificial opera de manera sistemática con prácticas técnicas a efecto de facilitar informaciones que sirvan para: significar, identificar, adecuar, aclarar dudas, emprender proyectos, vender y solucionar problemas, entre otros, en circunstancias similares a los datos informativos que obtenemos en: Google, Siri, Alexa y otros operadores, pero de manera avanzadas y diversas originadas de compilaciones documentales que serven de mucho apoyo para descongestionar los procesos estancados en las cortes, tribunales, juzgados y Fiscalía; a manera de ejemplo, sustanciados con fundamentaciones, suministradas en el mecanismo sistemático (software) para adoptarlo, copiando y pegando.
Claro está, con la ayuda y apoyo de la Inteligencia Artificial no es del todo perfecta, ni intachable, también están sujetas a modificaciones, transformaciones, actualizaciones y adicciones que puedan insértarles.
Abstenerse únicamente a lo que reporten, consultas formuladas para resolver procesos, asuntos y negocios; no es suficiente, valerse solo de reflejos que arrojan en respuesta. Para nada sobra revisar, detallar y verificar, coherencias y variedades alternativas, informativas y normativas que rigen de manera reglamentadas.
La Inteligencia Artificial carece de conciencia por tratarse de una máquina limitada a procesamiento, reconocimiento de datos, historias, análisis, traducciones etc., supeditadas y direccionadas a consultas y ordenaciones de operadores humanos, manejada en equipos electrónicos que acumulan información documental, pero le falta capacidad automática para: comprender, aprender, razonar y dialogar por fuera del ámbito diseñado. Pero sirve para múltiples usos, actividades, operaciones y servicios, tales como: apalancar circunstancias, impulsar eficiencia en productividad y llenar vacíos informativos, normativos. Pero también deben preverse sesgos, discriminaciones y desigualdades utilizadas para manipulaciones, engaños y trampas.
Aun cuando el mecanismo de Inteligencia Artificial no sea obligatorio, es un medio estratégico y necesario, aplicable en todos los campos materiales, administrativo, judicial, educativo, salud, industria, agrícola, transportes, comunicaciones, empresas y muchos más; para mejorar servicios y rentabilidad con fórmulas adecuadas para el éxito.
El término “Artificial” debe sustituirse por inteligencia avanzada, amparada en reformas tecnológicas utilizadas como herramientas competitivas para evolucionar cambios y nuevos emprendimientos en tendencia de impacto progresivo, desarrollando prácticas de habilidades humanas en dinámica constante y segura sobre acciones y operaciones. La inteligencia humana, además de conocimientos, requiere de destreza y mecánica, rutinarias en asuntos comunes y exclusivos.
La inteligencia humana es irremplazable y nutre la Inteligencia Artificial. La humana ha sido implementada por Dios para evolucionar el mundo, desarrollando de distintas formas: creativa, transición, modificación y transformación; respondiendo a necesidades y oportunidades, desarrollando métodos que faciliten el aprendizaje teórico-práctico en concordancia con las acciones, que van surgiendo en la vida, registrando antecedentes que parten desde la prehistoria, comunismo, socialismo, feudalismo, capitalismo, revolución industrial, sistemas, comunicación, comercios, servicios; donde unas cosas sustituyen a otras, implementando y adoptando tecnologías e incrementando eficiencia y competitividad.
La inteligencia proviene de la estructura biológica del cerebro humano, considerado como el “Disco duro” de las personas, clasificado en coeficiente, que varían y difieren de una persona a otra. De ahí que se opine científicamente, que “cada cabeza es un mundo” abierto para aprender, entender, comprender, razonar, reflexionar, meditar, planificar, decidir, crear o formarse criterios conceptuales que aporten para resolver asuntos de intereses, en ejercicio de inteligencia operativa, cristalizadas en: informaciones, aprendizajes y experiencias que comienzan a fluir desde la infancia.
Todos podemos surgir si no los proponemos con entereza, dedicación y disciplina; estudiando, probando, explorando y explotando novedades, descubriendo perspectivas y alternativas ideadas para materializarlas con apoyos informativos de la Inteligencia Artificial o Avanzada, herramientas aplicadas en proyecciones de manera concretas.