Del enfrentamiento verbal del actual alcalde, un exalcalde y sus amigos en San Juan quedan muchas conclusiones.
Partiendo de que nuestro pueblo necesita construir más puentes que lo unan y derribar esos muros que lo separan cuando se rompen las cobijas. Necesitamos menos egoísmo para progresar. Un proceso de concientización para la reconstrucción del tejido social tan deteriorado también se hace necesario.
Estamos en un momento trascendental de cambio de mentalidad, de actitud y de pensamiento, donde el ciudadano ha vuelto a soñar y a reflexionar con una idea motivadora de cambio que, entre todos, venimos edificando, incluyendo a ese exalcalde.
Todos queremos el desarrollo de este pueblo, cada quien desde su propia perspectiva. Unos lo hacen desde el gobierno, otros desde la oposición, pero, finalmente, el sentimiento patriótico es el mismo en sus habitantes y todos consideran que tienen madera para hacerlo. Pero exhortamos en hora buena a los que gobiernan y a los que aspiran gobernar a aterrizar y poner los pies sobre la tierra y los intereses generales por encima de los intereses particulares.
Para nada es bueno este ‘choque de trenes’ y esas peleas intestinales que no hacen sino agudizar la tan deteriorada crisis institucional que estaba en cenizas. Desde esta tribuna de opinión hacemos un llamado a la dirigencia de este pueblo tan hermoso, para que cesen las hostilidades. Cada quien tiene su cuarto de hora y los demás deben edificar el suyo con propuestas y programas y no siempre con ofensas, calumnias e injurias a los que gobiernan.
Demostrado está que muchos ciudadanos de bien son capaces de atravesar la inmensidad del firmamento del mar de corrupción que vive nuestro país sin manchar sus alas soñadoras. No todo discurso de cambio tiene que ser de anticorrupción, porque yo me crea el non plus ultra sabio y autosuficiente en mi propia opinión, escrito está, nadie se las sabe todas. El debate es de ideas, de empuñar unas banderas programáticas y de demostrar que se sabe para adónde va y que no cualquier camino es bueno para el pueblo.
Hay que luchar por una causa que puede ser el desarrollo social y económico de las víctimas del conflicto, porque somos un pueblo de víctimas. También el desarrollo agropecuario, turístico de energías limpias y alternativas por nuestras potencialidades comprobadas. Del mismo modo, la vocación cultural de la economía naranja por las potencialidades del recurso humano para la música y las artes. Así mismo, los comprobados recursos naturales y las potencialidades en la naturaleza y el ambiente, además de la posición geográfica del territorio, que lo visionan como uno de los pueblos que enamoran del país.
No estoy de acuerdo con la posición de atacar y ofender al otro con injurias y calumnias para poderse ganar la atención de los incautos con el discurso y la retórica. Nadie es más porque lo alaben y lo aplaudan ni menos porque lo injurien o lo calumnien, cada quien ha construido su propia estatura con la obra de sus manos y sus talentos.
No podemos tapar el sol con las manos. Para nadie es un secreto el momento de júbilo y de contento de propios y vecinos y hasta del propio exalcalde cuando el alcalde de San Juan pisó la alfombra roja de la casa militar y entró al Palacio de Nariño a sacar la cara por el departamento de La Guajira, para recibir dos premios de alta gerencia en 2020 y 2021 por encima de ciudades capitales y el resto de municipios del Departamento, lo cual no se había logrado antes.
Pienso que el alcalde de San Juan se la puso bien alta a sus sucesores y antecesores y tiene buen discurso y reconocimiento público y él y su equipo saben defender su obra de gobierno. Por eso, creo que hay que ponerse de acuerdo en las diferencias y fumarse la pipa de la paz.
Las obras están a la luz del día y por parte y parte debemos respetar la dignidad y la investidura de los demás para que nos respeten. Quien dice lo que quiere, oye lo que no quiere. No se trata de tirar del mantel para manchar a todos los que estén sentados en la mesa sin mirar a quien. Aquí nos mueven los mismos intereses de desarrollo porque también tenemos aquí enterrado nuestro ombligo y nuestros difuntos, en esta parroquia bendijeron nuestros sueños y en sus escuelas tallaron nuestros talentos, y nadie es más sanjuanero que otro.