Desearle a los lectores de esta columna y del Diario del Norte, un venturoso año 2023 y que el “Dios Todopoderoso” les conceda todas sus peticiones.
Iniciar esta columna informando al lector que la isla de Kiribati, en el océano Pacífico, fue el primero en dar la bienvenida al nuevo año 2023 por su uso horario; caso contrario, las Islas Howland y Barker, fueron las últimas en recibir el 2023. Debido a la división del mundo en zonas horarias, el año nuevo se mueve progresivamente alrededor del mundo a medida que el comienzo del día marca el comienzo del Año Nuevo.
Existe evidencia de que el Año Nuevo se festeja desde el neolítico, como expresión del comienzo y renovación en lo eterno, y sus celebraciones estaban estrechamente vinculadas a la agricultura y a la fecundidad de la tierra. Los primeros festivales documentados del Año Nuevo son los de Akitu en Sumeria, del 3800 a. C., que se celebraban en el equinoccio de primavera, correspondiente al mes de marzo en el calendario gregoriano occidental. Los festejos de año nuevo habitualmente son celebrados con música, bailes y comidas típicas de cada país, junto con el lanzamiento de fuegos artificiales. Si bien el uso de pirotecnia para celebraciones está documentado desde el siglo XV, no existe total certeza sobre el origen de su uso para la celebración de Año Nuevo, aunque parece ser que tuvo lugar hacia fines del siglo XIX.
La historia del Año Nuevo moderno está relacionada con el nacimiento de Jesucristo y con la institución del calendario gregoriano en 1582. Dionisio el Exiguo, un monje erudito que vivió alrededor del año 460 d. C, defendió y propulsó la idea de contar los años a partir del nacimiento de Jesús. En 1582, el papa Gregorio XIII diseñó el calendario gregoriano para suplir el desajuste en la llegada de la primavera, que, según el anterior calendario, el juliano, adelantaba la estación 10 días; anteriormente la costumbre era realizarlo a finales del mes de marzo de cada año cuando se daba inicio a los cultivos de las tierras y el de la misma primavera.
El Año Nuevo es una celebración Internacional en la que se festeja la llegada de un nuevo ciclo de 12 meses el cual ese conoce como año. El Año Nuevo se festeja de diferentes maneras, muchos realizan ritos para despedir al año viejo y comenzar el año nuevo con el pie derecho. La celebración del día de Año Nuevo en las culturas occidentales se remonta a la época romana, cuando el día se dedicaba a Jano, el dios de dos rostros de las transiciones y los comienzos: un rostro que observa hacia delante y el otro hacia atrás. El mes de enero es en honor a este Dios.
Para muchas personas alrededor del mundo, Año Nuevo es de las festividades más esperadas a lo largo de los 365 días anteriores, ya que marca un antes y un después del buen o mal año que se pudo haber experimentado. Y en este 2023 creemos que muchas personas lo único que quieren, es dejarlo atrás, y marcar un nuevo comienzo, con nuevas metas y deseos que deben ser trabajadas para su logro.
Además de esto, se tiene contemplado que sea justamente cada 1 de enero que de inicio el Año Nuevo, pero solamente para el mundo occidental, ya que, para el calendario chino, no hay oficialmente un día marcado como fin de año, sino que se celebra entre el 21 y el 18 de febrero, fechas en las que los propios habitantes de esa parte del mundo establecen sus propias metas y sueños de cara a los próximos 12 meses. El mayor significado que tiene el Año Nuevo es con la vida misma, ya que simplifica el inicio de un nuevo ciclo y con esto el comienzo de nuevas oportunidades, tanto profesionales, como personales y así cumplir las expectativas que se tienen para los meses venideros, o las que se tuvieron durante los 12 meses pasados.
La universidad de la vida nos ha enseñado que la mejor manera de recibir al Señor Año Nuevo de forma sana, sería: Lograr una actitud de gratitud, comprométete con estar en buen estado físico, haz que dormir bien sea una prioridad, ponte como meta fortalecer las relaciones sociales, busca maneras de mejorar la vida de otra persona y haz que aprender sea un hábito de por vida.
Para este columnista, deseo entre otros para Colombia, que es un país resiliente, su encanto lo posee en su gente y en la capacidad de sobreponerse a las dificultades; todos los años han traído grandes retos consigo, y es indudable que hemos mejorado como país. A paso lento. Grandes han sido los esfuerzos por construir nuestra institucionalidad, y por definir y avanzar en nuestro modelo político, económico, educativo, y de justicia etc. Que aún siguen representando los grandes desafíos del país, y de las reformas que se les pueda aplicar depende en gran medida que Colombia logre estar a la vanguardia de las grandes naciones. Que se cumpla el sueño del libertador Simón Bolívar una Gran Colombia de océano a océano. Bogo por una Justicia más justa y menos ciega.
Que la economía cumpla con las proyecciones propuesta por el Ocde superando el 5.5%. Que el gobierno comandado por Gustavo Petro, promueva el emprendimiento y la economía solidaria, que proteja la pequeña y mediana empresa, al sector privado, y que aplique políticas completamente liberales que incentiven la competencia y el libre mercado. Deseo una educación inclusiva y de calidad, que se convierta en el mejor aliado de ese medio país que está sumido en la pobreza, para cerrar brechas sociales. Que nos amemos los unos a los otros y que entendamos que la mejor arma es el diálogo.