Ese es mucho enchollamiento que cargan los motociclistas, no se puede diferenciar entre el motociclista y el mototaxista, porque no tienen un color y una placa que los diferencie.
Sobre este tema los perezosos de los congresistas no han legislado y los gobiernos anteriores tampoco han tenido ninguna iniciativa, lo que ha traído el desorden y la anarquía en ese gremio, donde no todos son bandidos, sicarios, atracadores y cobra diario, pero tienen la mala fama y por ellos la Policía hace sus redadas con buenos resultados cuando quieren y pésimo cuando no investigan que es la mayoría de las veces.
Ni la Policía Nacional ni los Agentes de Tránsito ejercen ningún control en movilidad sobre ese vehículo y solo se dedican a pedirles el terrible y caro Soat, la Revisión Técnico Mecánica y el Pase y son muy pocos los sancionados, porque casi siempre hay “un arreglo amistoso”; requetémenos una sanción por volarse un semáforo, andar en contravía y qué decir de la velocidad, son unas balas, ante la mirada indiferente, impávida e irresponsable de las autoridades de tránsito. Me gustaría que me desmintieran con datos estadísticos a ver cuánto han recibido las arcas del Tránsito por ese concepto y me atrevería a asegurar que es cero pesos. De pronto con ese recaudo se reúna la plata para comprar el parque automotor que los agentes necesitan para prestar una labor eficiente y se consigan unos semáforos para instalar en sitios que a gritos lo están pidiendo, por lo menos en la Glorieta de la Ceiba y en la del Terminal.
Ya es hora que se comience a legislar en ese sentido para ordenar y legalizar la movilidad de las motos, así como quieren legalizar las drogas, creando para ellas una placa más grande y visible instalada adelante y atrás y un color específico para las del servicio público, porque es verdad que este es un trabajo duro y hasta ahora ilegal y difícil de erradicar, aunque lleguen, quizás cuando, los anunciados buses del Siva, ya que en este momento prefieren la moto a montarse a un bus en pésimas condiciones, sí, prefieren aguantar un buen solazo y un conductor que no tiene que ver con la vida de ambos, se vuela semáforos, se pasa los carros por donde le da la gana y para acortar distancia se lleva por delante todas las señales de tránsito y ay de quién les diga algo, de malpa y hp no lo bajan y si es viejo como yo, lo mandan a comer M y a callarse la jeta.
Señores Agentes de Tránsito, con su flamante director, que nadie conoce, ni sabe quién es, pero que el Mello resolvió enterrarse con él, dejen la indiferencia y la flojera y sancionen a los motociclistas que violan las normas y verán que con el producido de esas multas, repito, les van a comprar a cada uno una moto para que presten un servicio eficiente, pues motorizados pueden hacer presencia en todas partes y no estar por macetas en las carreras 8ª y 9ª, ahí es donde menos se necesitan, pues hay semáforos. Vayan a la carrera 11 con 19 y 20, que los conozcan en el Mercado, y se espanten con su presencia, pues no lo podrán creer en el Boliche y Bolichito, en donde todo el que va en carro, moto, bicicleta y carretillas hace lo que le da la gana, como acontece en la calle 11 entre carreras 12 y 13, exactamente en Punto Rojo, donde una vendedora de aguacates, venezolana, atraviesa la carretilla en la calle por orden del dueño, pues viéndola, aunque incomode tiene mejores ventas. Qué horror, vayan y vean.
Lo que pasa en Valledupar, estoy seguro que sucede en Riohacha, Santa Marta, Sincelejo, Quibdó y en muchas partes del país, lo que indica que el Congreso rápidamente tiene la responsabilidad de legislar para legalizar el funcionamiento del mototaxismo en Colombia.