Ante la reapertura de la frontera colombo-venezolana, anunciada por el presidente Gustavo Petro a partir del 26 de septiembre y las expectativas de los comerciantes de Paraguachón por los cambios que se puedan generar en torno a la medida, la Cámara de Comercio de La Guajira consultó la opinión de los propietarios y/o administradores de establecimientos ubicados en este corregimiento del municipio de Maicao.
De acuerdo a esta investigación se estableció que aunque muchos observan la reapertura con optimismo por el deseo que el comercio de la zona recupere los niveles previos al cierre fronterizo, se debe tener en cuenta que durante los últimos 7 años, en esa región del Departamento se dio paso al aumento de las ventas informales y al surgimiento de los carretilleros, una actividad realizada por personas encargadas de transportar mercancías y equipajes de los viajeros que transitan de una frontera a otra, a través del espacio peatonal donde les es permitida la circulación. Esto debido a la falta de oportunidades laborales de la población y por el éxodo de migrantes venezolanos.
Además de conocer la percepción de la población, la Cámara de Comercio de La Guajira realizó una caracterización de los negocios que funcionan en la zona, para identificar las principales necesidades y su situación actual, con el fin de proponer estrategias de acompañamiento durante el proceso de apertura.
La encuesta estructurada fue aplicada del 10 al 12 de septiembre arrojando los siguientes resultados:
Las actividades económicas que se desarrollan en la zona de La Raya, Paraguachón, y que predominan son los carretilleros con el 34,8% y las ventas ambulantes de mecatos, confitería, bebidas y tintos con el 16,2%, agrupando más del 50% de las actividades identificadas. Las demás actividades comerciales, aunque con baja participación se distribuyen principalmente entre cambistas informales, restaurantes, venta de víveres, ventas de minutos y chip, licoreras, transporte de carga, servicios de giros y encomiendas, transporte de pasajeros, hospedaje, entre otras. En total fueron identificados 198 negocios.
En cuanto a la nacionalidad, del total de encuestados la gran mayoría son colombianos (67%), en contraste con aquellos que vienen del país vecino venezolano (33%). Sin embargo, el 92% residen en Colombia y el 8% en Venezuela. Según el año de antigüedad de funcionamiento del negocio, el 60% manifestó que tiene hasta tres años de antigüedad desarrollando la actividad, mientras que el 40% tiene tres años o más.
Con base al balance económico, según el valor de activos del negocio, el 64% de los encuestados indicó que tiene menos de un millón de pesos, el 12% tiene entre uno y cinco millones y solo el 6% tiene más de cinco millones de pesos en activos y el 19% no reportó valor alguno. En cuanto al valor estimado de ventas mensuales, el 63% indicó que vende menos de un millón de pesos al mes, el 13% de un millón a cinco millones, el 3% de cinco a quince millones de pesos y el 22% no indicó el valor de las ventas. En cuanto a los empleos generados por las unidades productivas encuestadas, el 74% sólo genera un empleo, el 12% dos, el 8% cuatro, el 3% tres y sólo un 2% genera más de cuatro empleos. En cuanto a la informalidad empresarial en la zona, sólo el 7% indicó que cuenta con registro de matrícula mercantil.
Por otra parte, los encuestados indicaron que las principales dificultades del negocio están relacionadas con las ventas (52,1%) seguido del financiamiento (29,8%), un 9,9% referenció el pago a proveedores y el 8,3% el aprovisionamiento; y sobre a la financiación del negocio el 71,3% indicó que los recursos propios fueron la principal fuente, seguido con el 10,3% que referenció a los prestamistas informales (paga diario, gota a gota, etc.), el 9,7% obtuvo ayuda de amigos o familiares, el 6,2% crédito de proveedores y el 2,6% lo hizo a través de una entidad financiera.
Sobre el apoyo que esperan recibir por parte del gobierno nacional durante el proceso de la reapertura de la frontera, el 53,5% de los encuestados indicó que espera recibir microcréditos y capital semilla, el 40% programas de fortalecimiento empresarial y el 5,7% reconversión laboral.
Referente a las expectativas de los negocios sobre la reapertura de la zona fronteriza, en La Guajira el 73% de los encuestados lo considera favorable para el desarrollo del comercio de Paraguachón y el 27% lo cree desfavorable.
Mientras que, para el desarrollo de su actividad comercial en su negocio, el 72% de los encuestados cree que la reapertura representa una oportunidad y el 28% una amenaza. Además, de acuerdo con las expectativas de las ventas de su negocio luego de la apertura, el 46% considera que aumentarán, el 31% que disminuirán y el 23% piensa que se mantendrán igual.
Con la encuesta realizada se logró evidenciar (relacionando las actividades económicas con los años de antigüedad) que antes del cierre fronterizo, las actividades que primaban eran cambistas informales y vendedores ambulantes y luego del cierre, con el detrimento de la economía del vecino país hubo un crecimiento de carretilleros y vendedores ambulantes. A nivel general, existe una alta informalidad empresarial, donde la gran mayoría posee activos y ventas mensuales inferiores a un millón de pesos colombianos.
Además, existen bajos niveles de ocupación laboral, puesto que la gran mayoría de los negocios generan menos de un empleo y en general se financian con recursos propios. Por lo tanto, dado el salario mínimo actual, la presión inflacionaria creciente y el cada vez más bajo poder adquisitivo junto con el nivel de empleabilidad, de activos y de ventas mensuales de los negocios, podría asegurarse que el grado de informalidad se encuentra casi en la subsistencia.
Las percepciones de los negocios encuestados, dio como resultado una expectativa optimista acerca de la reapertura de la frontera con una alta favorabilidad.
Esta decisión representa en general, una oportunidad para los negocios formales e informales de la zona en Paraguachón, La Guajira, debido a que solo pocos consideran que sus ventas disminuirían con la reapertura fronteriza. Sin embargo, aquellos que manifestaron una desfavorabilidad y consideran la reapertura como una amenaza son en su mayoría aquellos con menos de cinco años de antigüedad, es decir los que crecieron con el cierre fronterizo y principalmente aquellos que son carretilleros y vendedores ambulantes.
“Es de vital importancia tomar medidas de políticas públicas y privadas en articulación con los entes territoriales, ante las posibles afectaciones en la zona fronteriza, estableciendo programas y proyectos de formalización empresarial, financiación y desarrollo de capacitaciones; al igual que generar incentivos y estrategias para dinamizar las ventas con el fin de jalonar el desarrollo y disminuir los niveles de informalidad laboral y empresarial en la región”, indicó Álvaro Romero Guerrero, presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de La Guajira.
Luego del cierre de la frontera colombo-venezolana y el quiebre en las relaciones diplomáticas entre ambos países, hubo un período de adaptación no solo en los hogares sino también a nivel productivo, comercial, logístico y empresarial. Debido a esta coyuntura, en Colombia se afectaron principalmente las casas de cambio y el transporte (terrestre, aéreo y marítimo) de bienes y de personas.
En ese orden de ideas, el debilitamiento del comercio binacional trajo consigo en Colombia, la inutilización del gasoducto transcaribeño Antonio Ricaurte, las migraciones masivas, inseguridad, competencias entre comerciantes locales y no locales, desabastecimiento en la frontera y contrabando de bienes e insumos en zonas fronterizas en las comúnmente llamadas trochas, debido a la diferencia entre el valor de las divisas y el poder adquisitivo. En contraste, la migración masiva tuvo un efecto sobre el crecimiento de la oferta de mano de obra colombiana principalmente para los sectores de la construcción, la agrícola y la ganadera. De igual manera, hubo promoción y regulación del comercio entre regiones, desincentivos al contrabando de alimentos, diversificación de la economía venezolana y la sobrevivencia del comercio entre los dos países debido a la movilización por trochas.
En la frontera de La Guajira con el estado Zulia existieron actividades y sectores económicos que se afectaron como el comercio y otros que se beneficiaron gracias a los tiempos de demora en el paso por trocha o por trámites requeridos en las zonas fronterizas como los restaurantes, vendedores informales, el sector hospedaje y los llamados carretilleros. Además, hubo desincentivos a la venta ilegal de combustible. Con la reapertura de la frontera Colombo-venezolana se restablecerá el transporte aéreo y terrestre, con esto se espera no solo restablecer las relaciones políticas con el vecino país sino también dinamizar la balanza comercial y la economía binacional.