La tortuga es un reptil que nace del huevo enterrado debajo de arenas, en por lo menos 50 centímetros de profundidad, a más de 30 metros de la orilla del mar.
Nacen del tamaño de una cucaracha, corren hacia el mar, para continuar el resto de su vida, pero van desapareciendo, muchas, antes de entrar al agua salada.
Se clasifican en siete especies: verde-negra, caguama, lora, prieta, golfina, carey y laúd. Tres de las citadas tortugas, nacen en costa del Océano Atlántico, lora, prieta y carey. En Océano Pacífico, las tortugas caguama y verde-negra, que son de mayores tamaños.
La tortuga marina puede vivir más de 100 años, habitan en mares tropicales y subtropicales, climas cálidos y fríos. Se alimentan de algas y pasto marino, calamares, esponjas y medusas; conocidas también como “Agua mala”.
Viven y transitan por la superficie del agua marina, se sumergen para comer y descansar, pueden permanecer dentro del agua entre 4 a 7 horas, siempre deben flotar para respirar y tomar aire.
Los machos jamás regresan a las orillas, diferentes a las hembras que llegan a desovar, distantes de la orilla, que por lo general retornan al mismo lugar, donde nacieron o las liberan al mar.
Una tortuga puede poner entre 65 hasta 120 huevos por año, de los cuales menos de cinco sobreviven. La hembra se diferencia del macho por tener el rabo más corto.
La menos mariscosa de las tortugas, es la lora y prieta que consumen en la península de La Guajira, único lugar de Colombia, donde se disfruta del exquisito manjar, como una tradición costumbrista, de siglos.
Es un medio de sustento alimenticio, sobre todo, en aquellos tiempos de abandonos, en los que tocó jugársela para sobrevivir con la pesca, agricultura y contrabando.
También es de mucho agrado, brindar y ofrecer a foráneos tortuga en desayuno especial, sin dejar de mencionar, las costumbres de algunos guajiros, que amanecen en fiestas y parrandas, con el objeto y consigna, de desayunar con tortugas, que cae muy bien, porque la grasa del referenciado animal, corta y baja el alcohol, para evitar martirizados guayabos, aun cuando a muchos le despertaba borracheras y continuaban bebiendo amanecido durante el día.
La Guajira, es la única parte que con frecuencia consumen tortugas, en las poblaciones pesqueras, costeras, que habitan cerca del mar, en municipios, de Manaure, Riohacha, Dibulla, Uribia y Maicao; aun cuando este último, esté distante al mar, es un gran consumidor.
Todos los que prueban carne de tortuga, guajiros y no guajiros, les parece deliciosa. Si las tortugas no se han extinguido durante tantos años, en el que no solo se consumía las carnes, sino también los huevos, no creo que por esta zona marítima se extingan, cuando han sido repobladas.
Hoy en día, por conciencia humana, en prevención a futuras extinciones, los huevos de tortugas, los compran fundaciones ambientalistas, entre las que se pueden mencionar Cerrejón, para incubarlos y criarlos por un determinado tiempo, para luego liberarlas al mar, con menos peligro de ser devorados por animales, mamíferos, marinos: aves, cangrejos, peces y crustáceos.
Se ha tipificado la pesca, tráfico y consumo de carne de tortuga, como conducta delictiva, que solamente se estaría causando y consumando, en el departamento de La Guajira, territorio donde las preparan de manera artesanal y consumen con bollos la frita y arepa la guisada. Considero que, si se continúa con las incubaciones de huevos y liberaciones de tortugas, se debe levantar la prohibición, condicionando los mataderos.
La sanción que también pudiera recaer sobre barcos pesqueros, que las atrapan en redes, se ahogan enredadas cantidades de tortugas que mueren, luego las arrojan al mar, para alimentos de peces.
Muchas personas han sido retenidas, por encontrarle en posesión carnes de tortugas, procesadas por fiscales y jueces, por acción delictiva, cuando pudiera ser infractoras, con medidas correctivas y sanciones graduales, menos dañinas que judiciales.
La tortuga como la preparen, es riquísima, bien sea frita, guisada, sopa y arroz apastelado, pero siempre con la tradición de cocina con sazón y humor guajiro, como la prepara el antropólogo Weildler Guerra Curvelo.
La tortuga no es una comida del común, es un plato especial, para consumirlo con cuidado, que no lo decomisen, la autoridad policiva. Si La Guajira, está correspondiendo con la repoblación, liberando miles de tortugas cada dos años, criadas en cautiverio, es viable seguir con la tradición de comer tortuga.
El departamento libera más tortugas, hembras que machos. A mayor temperatura en arena o incubadora, nacen hembras y los machos se forman en temperaturas frescas.
El corregimiento de Palomino, es el lugar de mayor anidadero de tortugas en La Guajira, protegido por Corpoguajira, que vela por el amparo y control, de pesca y consumo, de animales en vía de extinción.
En 20 años el volumen de tortugas que vendrán a poner huevos en La Guajira será inmenso, similar o superior al Chocó, con la diferencia de que en el litoral Pacífico, no comen la carne sino los huevos, en tortillas entre algunas personas.