El Eintracht de Fráncfort prolongó su extraordinaria andadura en la Liga Europa, frustró las pretensiones del West Ham, al que derrotó con una diana del barranquillero Rafael Santos Borré, y de paso se tomó una doble revancha hacia la final que tendrá lugar en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla, en la que se enfrentará al Rangers escocés.
El conjunto germano se desquitó de la semifinal perdida hace tres campañas ante el Chelsea en la tanda de penaltis y de la eliminación, también en la penúltima ronda, de la Recopa de 1976, ante el propio West Ham.
El verdugo, entre otros equipos, del Betis y el Barcelona, ya había ganado en Londres en la ida por 1-2. Todo le fue de cara en su Deutsche Bank Park salvo la retirada temprana, por un problema muscular, de su zaguero Martin Hinteregger.
A partir de ahí el partido fue cuesta abajo para el conjunto de Oliver Glasner sobre todo gracias a la expulsión del defensa Aaaron Cresswell. El colegiado español Jesús Gil Manzano le mostró tarjeta amarilla por derribar a Jens Petter Houge cuando éste se escapaba en solitario, pero a instancias del VAR acudió al video y cambió su decisión por la roja.
David Moyes, técnico de los ‘hammers’, no tuvo más remedio que cambiar de planes. Retiró del terreno al argentino Manuel Lanzini e introdujo a Ben Johnson para plantarse en un 4-4-1 con Michael Antonio solo en punta.
Pero el dinámico Eintracht no le dio opción y tan solo nueve minutos después (m.26) el colombiano Rafael Santos Borré inauguró la cuenta de esta vuelta y amplió la ventaja en la eliminatoria, al rematar en solitario un centro desde la derecha de Ansgar Knauff.
Le costó digerir el doble mazazo al West Ham, aunque su sobriedad le permitió impedir al equipo germano agrandar la herida y aguardar a cualquier acción que le permitiera mantener opciones de revertir la situación. La tuvo, al borde del descanso, en una acción confusa a balón parado que el defensa francés Kurt Zouma remató como pudo y sacó en la línea de gol su compatriota Evan N’Dicka.
El Eintracht Fráncfort tomó nota de la advertencia. En el segundo periodo optó por el control, por manejar el balón sin correr riesgos. Pese a los intentos de Declan Rice y el español Pablo Forlans, el empeño del West Ham por el orden tampoco le permitió ir de forma descarada a por la remontada.
La impotencia del West Ham fue absoluta. Incluso el técnico David Moyes fue expulsado a los 78 minutos por un incidente en la zona de banquillos al dar una patada violenta al balón. No tuvo esta vez el cuadro londinense ni fútbol ni arrestos para ir de verdad a por el partido, aún en inferioridad. Tan solo quiso creer en acciones a balón parado.
El Eintracht de Fráncfort manejó sin problemas los últimos minutos y volverá a estar en una final 42 años después de ganar la Copa de la UEFA 1979-80 ante el Borussia Mönchengladbach.