La democracia, considerada como el único sistema político legítimo en todos los tiempos sigue siendo una forma de organización social, donde gobierno y pueblo concurren con decisiones y ordenamiento para el buen funcionamiento del país. Conviene destacar que según lo expresado por el politólogo Giovanni Sartori, la democracia, a lo largo de veinticinco siglos “ha tenido periodos de desprestigio por sus tropiezos y fracasos”. Lo que es peor, analistas políticos definen esta problemática como una amenaza para la estabilidad de los países demócratas, considerando la falta de transparencia en lo público, impunidad, corrupción, desigualdad social y pobreza, como las causas principales
El sociólogo, chilenoespañol Marcos Roitman considera que: “La democracia impuesta por el capitalismo, despojada del contenido popular es una democracia sin demócratas”.
Creo, como la mayoría de los colombianos, que estamos frente a una democracia burocrática y raquítica, en manos de personas inescrupulosas, ambiciosas y temerarias; exentas de cualquier juicio moral cuando se trata de su propio beneficio; son demócratas, pero su condición humana los traiciona. Siempre hemos escuchado que “demócrata es el defensor de la democracia”: por supuesto que sí. Sin embargo, hay que destacar que vienen de partidos políticos mañosos, envejecidos, colgados en el tiempo y aferrados a los girones de un Estado destartalado y moribundo, por la corrupción. Ocasionando malestar en las poblaciones. Por eso es importante la participación ciudadana, fortalece la democracia obligando, de manera perentoria, establecer más amplitud democrática, donde se practique el reconocimiento de la ciudadanía, en condiciones iguales de dignidad.
Nuestra democracia se está autodestruyendo, dicho por Isócrates. Y tiene razón. Porque personas inescrupulosas, con menos educación y los de menos impedimentos morales siempre son las que llegan a los cargos de poder: conspiran, organizan alianzas, corrompen y traicionan, si es el caso; estas son las habilidades del talento político.
Sin lugar a dudas, necesitamos personas que nos representen dignamente, con valores éticos y morales; escribió María Montessori, que cuando educamos para cooperar y ser solidarios, ese día educamos para la paz. Obviamente, que se requieren individuos democráticamente capacitados y abiertos a la modernidad. Ese proceso lo tiene el Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria, que reunió durante nueve meses a 800 líderes políticos, sociales y comunales de todas las corrientes ideológicas, promoviendo la pluralidad, inclusión, transparencia y responsabilidad.
Estamos en la recta final de elecciones al Congreso de la República: Senado y Cámara de Representantes. Durante los últimos meses, en La Guajira, hemos venido escuchando las diferentes propuestas de los aspirantes a las dos curules que nos corresponden. Algunos de los candi- datos han presentado sus hojas de vida, y el mes pasado el Sistema Cardenal de Riohacha y San Juan realizó durante tres días consecutivos debates con los candidatos a la Cámara, en los cuales conoció el enfoque de sus ideas y sus propuestas, expresadas a través de las emisoras.
Esta es una manera de información a los electores. Algunos de los aspirantes fueron coherentes, por lo tanto, con el análisis de lo expuesto, debemos tener definido por quien ejerceremos nuestro derecho al voto.
Por otro lado, es preocupante que los candidatos al Senado por La Guajira sientan que sus coterráneos no corresponden como debería ser. Aludiendo la frase callejera “Que guajiro que se respete debería votar por los nuestros”.
La historia evidencia una larga fila de promesas incumplidas por senadores que llegan solicitando democráticamente el voto y “adiós canoa”, como decían mis abuelos. No les importa ni el pueblo ni su desarrollo. Hoy tenemos un abanico de guajiros dispuestos a representarnos. Hagamos el esfuerzo y tengamos un Senador en el Congreso; aunque dicen que “una golondrina no hace verano”, pero sería, como la canción de ‘Beto’ Murgas: “Se oye un grito en el desierto, se oye una voz apagada” clamando que tenemos sed y nuestros niños siguen muriendo de hambre.