Los cerebros son manantiales de sabidurías emocionales en la política sociológicamente, vivir en sociedad es un reto que enfrentamos todos los días, a sabiendas que son más los beneficios que obtenemos de esa experiencia, que los obstáculos con el tiempo aprendemos y encontramos en la conversación rápidamente construimos tejido social e interactuamos, nos ponemos en los zapatos de los otros, generando lazos de solidaridad y empatías colectivas.
¿Problema? Es que en Colombia cada vez estamos más lejos los unos de los otros como sociedad y hemos optado por encontrarnos en conjunto residenciales, mientras más separados estamos ¿nos sentiremos menos amenazados?, ¿más a salvo?, las voces de las mujeres son las mentes consejeras con estas pandemias y, sin embargo, ya no tenemos vecinos como hermanos, sino extraños en medio de islas sin comunicación pedagógicamente.
¿Por qué la política muchas veces la utilizamos para destruir a los demás y no pensamos como vecinos? Reflexiones guajiros y fonsequeros, no somos un montón de ratones; convirtamos nuestros sistema educativo, el lugar en donde niños, niñas jóvenes y adultos tendrán que encontrarse, aprender a vivir en medio de las diferencias son mecanismos para resolver nuestras separaciones desde los colegios hasta la universidades, como oportunidades dialécticas.
Los centros educativos son lugares en donde se reafirman las líneas donde vivimos, en donde reafirmamos nuestros propios sesgos de clases, cariñosamente, en donde por fin terminamos despojados de la habilidad de dialogar con el otro, socializando el diálogo, escuchando, concertación en convivencias por sus necesidades.
El sistema educativo en las grandes ciudades, los unos están encerrados en comunidades cercadas vigilados, aisladas y los otros en barrios marginales, donde escasamente llega el trasporte público; los unos apretujados y los otros moviéndose de un lado al otro en carros blindados; los ojos del mundo social, político y económico, discriminando a las clases pobres, marginadas y olvidadas como extraños; ¿vivimos felices como extraños?, ¿en dónde están los congresistas?
Los veremos en los debates políticos y votamos como idiotas maquiavélicamente, por mercancías o plusvalías, ¿por qué vivimos como extraños en la política?, meditemos este 2022 políticamente, no pensemos solamente en el desayuno. Las paredes que levantamos alrededor de nuestro mundo de vida, ahora son tan altas que no nos permiten ver cómo viven o quiénes están al otro lado. Escasamente nos permiten reconocer su existencia, su humanidad en catarsis emocionales de miedos, los grados de inequidades insoslayables ¿Nadie aboga por una igualdad absoluta? Hemos convertido nuestro encuentro con los otros y hemos decidido protegernos en la trinchera de nuestra propia realidad y meter la cabeza en la arena.
Nos cuesta trabajo enorme entendernos y tan difícil nos resulta los encuentro con aquellos que después de tanta separación resultan prácticamente extraños. Y casi enemigos como en el caso de los políticos que solo piensan como extraños después de ganar se olvidan de La Guajira, fonsequeramente; ¿por qué políticos y politólogos no tenemos senadora o senador guajiros que vivan con nosotros? Extraños en catarsis negativas emocionales, mis dilectos sabios, la política es uno de los ejercicios socioculturales más dignos, nobles y antiguos en la práctica sociológica, y psicosocialmente en la sociedad de la pedagogía humanista, son procesos orientados ideológicamente de servir a la sociedad de sus colectivos humanos y sin embargo cada día se vuelven batallas destructivas, preferimos a su aislamiento ¿por Covid-19?
Presidente, pidiéndoles los indígenas que regresen a sus resguardos o extinguirlos a punta de humillaciones aberrantes como extraños en la sociedad de ciudades con amenazas humillantes, por eso en Colombia pareciera que viviéramos en una sociedad de extraños honorables representantes y senadores que nos tiene en cuenta a los que votamos por ellos, en estas políticas 2022, seremos capaces de aprovechar esas oportunidades y no dejarnos embaucar por falsos mesías de políticas de otros departamentos de Colombia, necesitamos hace 25 años las aguas del río Ranchería con su represa para no vivir en La Guajira como extraños para los bogotanos en el Congreso y Presidencia de Colombia. Juntos Juanlo representantes y Alfredo Deluque, senador, sí podemos 13 de marzo de 2022.