Es lamentable la tragedia que viven 23 familias, de exmilitares colombianos, retenidos y dos abatidos, por causa del magnicidio, en asesinato del presidente de Haití, Juvenel Moise, por participaciones en la escena del crimen, implicando responsabilidad al jefe de seguridad de la presidencia y recién nombrado primer ministro, personas de confianza del presidente.
Los asaltantes, que hablaban inglés y español, se presentaron al lugar de los hechos con miembros de la seguridad presidencial. Estos llegaron en dos grupos, uno se dirigía a ejecutar el homicidio agravado y el otro, a cubrir la seguridad exterior, con anuncios por megáfonos, altoparlantes, que eran miembros de la DEA en operación de drogas. La señora esposa del presidente Moise resultó herida y fue internada en el hospital de Puerto Príncipe, más tarde, trasladada por seguridad a los EE. UU, donde se recupera y reacciona con algunos comentarios comprometedores para los colombianos que fueron capturados con grado de teniente coronel, capitán, sargentos y soldados profesionales. Dos de ellos fallecidos.
La oferta era para contratar y prestar servicio de seguridad en Haití, con pagos de USD 2700, dólares mensuales. La modalidad de exportar militares pensionados o retirados del servicio, por indisciplina o hechos delictivos, a otras naciones, no es nada nuevo. En Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Dubái, Arabia, Oriente Medio y otras naciones contratan exmilitares colombianos no solo para prestar servicio de seguridad, sino también para ejercer acciones criminales y defender territorio, como lo ocurrido en Haití. Los militares pensionados constituyen reserva militar y deben guardar compostura, respeto y buena conducta para no enlodar la institucionalidad nacional, a la cual siguen vinculado con posterioridad a la pensión. El presidente Iván Duque rechazó y condenó el homicidio del presidente de Haití, quien también compromete a una empresa radicada en Florida, de propiedad de un venezolano, amigo del gobierno de Duque.
Haití lideró independencia latinoamericana, liberándose de esclavitud y colonialismo francés en 1807. Posteriormente apoyó al libertador Simón Bolívar con armas de fuego para independizar a Sur América del yugo español. La inestabilidad de gobierno ha sido concurrente con desatenciones populares, apropiaciones, de bienes y derechos, ahogando la población social y comunitaria por necesidades apremiantes que requieren soluciones vitales, subsanando dignidad humana. La corrupción y la indolencia de quienes gobiernan, que corresponden a la élite política conservadora y alta sociedad, mantienen la nación, en constante miseria y hambre
El magnicidio compromete a muchos responsables enemigos, internos y externo, que querían salir de presidente Juvenel Moise asesinándolo, pero Colombia, ha sido la mayor perjudicada, al enredarse exmilitares, en hechos y circunstancias repudiables, por la magnitud de los acontecimientos y caídas infraganti de 20 nacionales armados, confesando uno de ellos haber participado en asesinato, con otros seis compañeros, dos fueron abatidos, quedando atrapados sin salida y dispersos en la ciudad de Puerto Príncipe, donde fueron capturados. Unos por la policía y otros por el pueblo. Cinco más están pendientes de capturas, rastreándole huellas.
El mandatario fue víctima de traición de personal de seguridad, amangualado con la conspiración de enemigos que daban lo que fuera por su cabeza. De esa forma fraguaron el inter crimen, con participación directa de exmilitares colombiano, que después, los aventaron quedando despistado. Al presidente lo colocaron contra la pared en su alcoba, para que firmara la renuncia, amenazado de muerte. Esa misma estrategia le aplicaron al expresidente de Bolivia, Evo Morales, pero este sí accedió, mientras el presidente de Haití prefirió la muerte. Juvenel Moise, era de tendencia de derecha y lo asesina la derecha, para que se realicen nuevas elecciones.
Los pensionados asociados pueden constituirse en grandes cooperativas, únicamente y de manera exclusiva para contratar exmilitares, expolicías y otros de autoridad similares, con antecedentes de conducta intachable para prestar servicios de seguridad privada, vinculando a pensionados y soldados, no profesionales, en infraestructuras, minero-energética, transportes (vías y puertos, marítimo, terrestres y aéreos) instituciones públicas e industrias; rurales y urbanas. También como escoltas, para servidores públicos y personas particularizadas, que lo requieran. El Ejército no tiene como función contratar servicios privados remunerativos, con militares activos, pero lo pueden prestar exmilitares, debidamente preparados y entrenados, avalados por el gobierno.
Muchos de los que prestan servicio militar obligatorio terminan vinculados en la subversión y bandas criminales o degenerados por drogas, a falta de oportunidad de trabajo, cuando pueden servir, con experiencia y confiabilidad. De esa forma, previene, fugas de exmilitares, trabajando por cuenta y riesgos en el exterior, ejerciendo controles sobre los mismos.