Según los datos históricos, San Juan del Cesar, sur de La Guajira fue fundado el 24 de Junio de 1701 por el capitán de milicias Salvador Félix Arias, natural de Valledupar, hijo legítimo del español capitán de justicia mayor Félix Arias y la ilustre castellana doña María Josefa de Pereira de Arias y por familiares de origen francés, italianos, españoles, portugueses, alemanes, turcos y africanos, dando así paso a la raza étnica blanca, mestiza y mulata llamada comúnmente provincia o vallenato, conformando el caserío a orillas del río Cesar.
Muchos años antes de la fundación, ocurrida el 24 de junio de 1701 varios grupos indígenas de la Sierra Nevada bajaron a las regiones planas, comandado por el cacique Marocazo, se establecieron en la rivera del río cesar y conformaron un pequeño caserío. Las viviendas estaban construidas sobre cimiento de base circular de piedra y la cubierta de madera, con techos de hojas de palmas de Sara y localizada en una terraza natural.
A esta pequeña población la llamaron los nativos Yiyirigack Zarari (Loma del Cesar), por encontrarse ésta a la margen derecha del cauce del río que llamaban Zarari, y que en su dialecto traducía aguas mansas. Sus fundadores en los documentos originales curiosamente la llamaban por dos nombres: San Juan de los Zanká, en honor a la tribu que allí habitaba, y San Juan del Zarari conforme al nombre original del río.
San Juan del Cesar, conocido como un ‘Paraíso de todos’ por su importancia histórica y cultural, se ha consolidado como uno de los municipios más acogedores de La Guajira, por sus escenarios naturales, la variedad de planes turísticos y la amabilidad de su gente. Esta ciudad de calles amplias y arborizadas, ofrece además una amplia oferta hotelera, variedad gastronómica como los auténticos platos típicos sanjuaneros, escogidos por la gran mayoría de los visitantes.
Su extensión es de 1.902 Kilómetros cuadrados, lo que responde al 5.4% del total de la extensión del departamento de La Guajira. En su zona urbana cuenta con 42.000 habitantes y en la zona rural con 18.000; tiene una temperatura promedio de 30°C.
Sus límites son Norte, Riohacha capital del departamento de La Guajira y Distracción, el Sur con el municipio de El Molino, Villanueva y el departamento del Cesar, Este con la República de Venezuela y oeste con el norte del departamento del Cesar.
Políticamente está constituida por catorce (14) corregimientos, veintidós (22) centros poblados y treinta y tres (33) veredas.
Su territorio ocupa gran parte del valle del río Cesar y Cañaverales y parte de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá. Su base económica la constituye la agricultura y la ganadería, el comercio organizado ha tomado mucha importancia por la cercanía a las fronteras con Venezuela y las ciudades de Maicao y Valledupar.
Impulso sanjuanero
Trescientos veintitrés años de historia no se pueden contar en unos cuantos renglones, ni en pocos días… Realidades que construyeron nuestro patrimonio cultural e histórico, quedan guardados en los recuerdos. Mucho se ha escrito de la pujanza de esta tierra de jóvenes emprendedores y mujeres pujantes, femeninas, pero no menos resueltas, del folclor, de las bellezas naturales, todas estas fortalezas son fuentes de inspiración para versos, poesías y canciones, que gracias a la genialidad de los autores innatos de la tierra nos permiten ser conocidos y referenciados en cualquier lugar del mundo.
Lejos de la melancolía que produce llegar a una edad madura, San Juan del Cesar puede darse por bien servido a sus trescientos veintitrés años de fundado.
Es un pueblo que evoluciona, que sus hijos se superan cada día, que el relevo generacional es una constante y el respeto a los mayores es un principio. San Juan del Cesar hoy tiene una infraestructura turística que permite el desarrollo de esta política en el departamento de La Guajira, la experiencia en el manejo del agro se perfecciona y la destreza permite capotear como el mejor torero las inclemencias del clima, un desarrollo arquitectónico referente de las ideas innovadoras y visionarias de sus habitantes, San Juan del Cesar se fortalece cada día con la creación de empresas privadas, muestra de la credibilidad de sus hijos en su tierra.
El sanjuanerismo
El sanjuanerismo se encuentra en un retardo muy grande, colosal, inmenso. Nosotros somos conscientes y nos sentimos culpables también de este síndrome. Es hora de darnos cuenta de que esto es cuestión que nos atañe, nos toca y nos pertenece a todos. El río Cesar sufre por el abandono de sus hijos, de aquellos que se bañaron en él, que acariciaron con alborozo su fluidez, penetraron en la profundidad de sus entrañas y recorrieron con alegría todo lo largo de su cuerpo.
Amo el río Cesar, porque con su cantar murmullante arrulló mis sueños cuando fui el muchacho anfibio que me extasié con su belleza y cuando juntos hicimos historia. La recuperación de sentido de pertenencia, del rescate de nuestro río y nuestro pueblo es prioridad ‘Uno A’ que nos pertenece por igual a todos los años. Pasan los trescientos veintitrés años de fundación de San Juan del Cesar y el clamor incesante de este servidor para erigir monumentos alusivos a nuestra cultura, nuestra historia, nuestra mitología y nuestro río es silente, el grito se me atraganta y la impotencia por la negación me acongoja.
Hay momentos en que quisiera rasgar mis vestiduras y presentarme desnudo ante los que pueden construir estos monumentos para que me tomen como tal.
Exhorto una vez más, a que nos despabilemos y nos demos cuenta de lo que existe en nuestro entorno y le demos el lugar que se merece en nuestros corazones, para que llenos de amor por lo nuestro, trabajemos con fervor patrio.
El sentido de pertenencia es como los movimientos involuntarios que ocupan nuestro cuerpo. Los latidos del corazón, la respiración; hay mucha gente que no sabe respirar, y mucho menos que hay diferentes formas de respirar, que son importantes como la respiración positiva, negativa y neutra, y que esas respiraciones son útiles al ser; es que ni siquiera sienten las pulsaciones del corazón, así es la persona que no siente el sentido de pertenencia. Debemos estar conscientes que respiramos, que sentimos respirar; de esta manera sabemos que existimos plenamente. Es así, como debemos saber y sentir todo lo que poseemos, valorándolo, defendiéndolo, alimentándolo y amándolo. Así es como evoluciona de manera esplendente todo lo que nos circunda.