El departamento de La Guajira, desafortunadamente, siempre se ha venido situando en los últimos lugares en las pruebas censales nacionales Icfes. La disputa por el último lugar con el departamento del Chocó ha sido nuestro “contrincante” en la pelea por el sótano del ranking nacional. A esto se suma que, los mejores colegios posicionados en puntajes tanto de sede escolar como de puntajes individuales, han venido siendo ocupados por la escuela privada.
Esta última quien siempre se ha preocupado por la capacitación constante de sus docentes, la incursión de experiencias y aparatos de tecnología al aula, ha sido su gran fin. Pero, también está el gran aporte que hace quien lo dirige, su rector. Empleado contratado que debe producir resultados y excelencia académica institucional, logros medidos por los inversionistas de la sede, y si estos no son logrados, al año siguiente tiene su relevo. De esta forma, la permanencia del cargo está ligada a los resultados Icfes de cada año escolar. Por eso, la escuela privada no escatima esfuerzos ni gastos, en mantenerse en esta competencia académica y pedagógica.
Caso contrario pasa en las escuelas públicas, allí el desdén, el desorden administrativo, académico y disciplinario, aflora cada día. Desde la misma Secretaría de Educación no llegan capacitaciones, cursos y talleres de capacitación permanente para los docentes. Recursos si hay, los presupuestos anuales de la Gobernación así lo describen. Pero la corrupción administrativa y el desdén de la burocracia de sus funcionarios no son evaluados. Hay cargos y personal adscrito a esta planta de personal que tiene esa responsabilidad. A nuestros dirigentes y encargados de ser responsables de la educación en el Departamento parece importarles poco si estamos de penúltimos y últimos cada año.
Me entristeció leer en la página del Ministerio de Educación Nacional (MEN) las cifras y consolidados de los estudiantes de La Guajira inscritos en el programa “Avanzar para Evaluar de 3 a 11 grado”. Tenemos una matrícula total en el Simat reportada de 58 mil estudiantes, de los cuales solo cerca de 4.700 estudiantes que representan el 4.59% de total de la matrícula, han sido inscritos por los rectores de cada establecimiento educativo público del departamento de La Guajira. Esta es otra muestra de la desmotivación y poco interés de estos, por sacar la educación pública de La Guajira del desdeño y mediocridad.
Se tiene que estudiar la rotación de rectores de instituciones educativas públicas que por décadas su ente académico se ancló al fondo de la mediocridad escolar. Estos se han apoltronado y anquilosado en su trono jerárquico y cual jefe, de una hacienda escolar, solo su voluntad y voz tienen eco.
Creen que el manejo de los recursos públicos que durante 10 años han manejado de forma directa, les pertenece como propiedad privada. Claro está. Esto pasa por la connivencia perversa de funcionarios que ayudan a que la persecución, señalamiento, amenazas, odio y demás factores contrarios al querer de salir del oscurantismo escolar, aparezcan al interior del claustro académico cuando emergen voces docentes de transformación educativa.
La dependencia de la voluntad y potestad de mando de algunos rectores, que no tienen interés de actualizarse, de capacitarse, como tampoco el uso de las tecnologías, hacen paquidérmico a quienes cual valiente CID, desean que su institución educativa salga del ostracismo escolar. El MEN debe replantear esta situación, porque las instituciones educativas públicas, no debe seguir dependiendo de la voluntad administrativa del representante legal, debe permitirse que quienes nos interesa hacer crecer, hacer surgir, transforma y alcanzar puestos decorosos a nuestros estudiantes en la pirámide escolar, lo podamos hacer obviando esta barrera.
Invito a la Secretaría de Educación departamental y a nuestro sindicato docente Asodegua, a estudiar esta propuesta y apropiarse de nuestra educación pública, la ley 715 de 2011, permite la rotación de directivos docentes y docentes dentro del municipio.