Con la reciente cancelación de la credencial del gobernador de La Guajira, Nemesio Roys Garzón, muchas personas ajenas a esta administración deben estar satisfechas con la decisión tomada por el Consejo de Estado, mientras que a través de redes sociales se puede leer los mensajes de solidaridad expresados por personas de diferentes lugares de La Guajira, que actualmente ocupan cargos representativos y de la comunidad en general, lo que a mi modo de ver permite observar las reacciones de los guajiros ante la difícil situación que afecta al Departamento. Sin embargo, analizando la historia de la política de la Guajira en sus 56 años, esto deja muy mal parado la gobernabilidad del pueblo guajiro que se ha visto envuelto en una serie de escándalos de corrupción, pobreza, mortalidad infantil asociadas a la desnutrición, a nivel nacional e internacional.
En lo personal estoy convencida de que la verdad y la política nunca se han llevado bien, pues existen grandes desencuentros entre la transparencia, la gestión política y la veracidad; virtudes difíciles de encontrar en servidores públicos de nuestro Departamento o quienes aspiran a un cargo de elección popular que ejercen puestos políticos o que tienen alguna aspiración política. Aunque no me refiero tanto a la verdad en sí, sino al modo con el que ellos la suelen defender, como si fuera definitiva, absoluta y más allá de toda crítica; algunos políticos creen que por poseer el poder y detentar la autoridad son, también poseedores y guardianes de la verdad.
En la actualidad La Guajira vuelve a ser un barco casi que a la deriva y lo digo porque en lo que a mí concierne siento que es inaudito que atravesando una pandemia que ha afectado al mundo entero existan personas que solo piensen en el beneficio de pocos y con eso no quiero mostrarme a favor del exgobernador Nemesio, ni en contra del derecho de quien interpuso la denuncia ante el Consejo de Estado, duele ver que personas que anhelen estar ocupando el puesto de cabeza en el despacho de la gobernación, buscando según ellos el verdadero cambio social con sus promesas, la gran mayoría solo llegan al poder y a continuar con la clase política que han mantenido bloqueada a La Guajira, por tantos años, y estas personas están más pendientes de vender una imagen que afrontar los problemas que preocupan a los guajiros.
Realmente es deprimente escuchar o leer en redes sociales mensajes como: “Qué bueno que lo bajaran no estaba haciendo nada” “ya dejó de robar” “le ganamos” deja entrever la falta de sentido de pertenencia, y la ignorancia de no saber el gran atraso político y económico el cual le toca atravesar a los guajiros, el freno del desarrollo porque ad portas de que inicien los proyectos de energía alternativas en La Guajira, tendremos a un cachaco en el Palacio de la marina, porque para el gobierno central los guajiros somos incapaces de tomar decisiones por nosotros mismos hecho que hemos podido demostrar en estas últimas administraciones departamentales.
Definitivamente ¿Quién ganó y quién perdió? con la salida de Nemesio Roys, como gobernador de los guajiros, acaso el Departamento ganó o perdió. La economía, el pueblo, el desarrollo ¿Quién ganó? No he podido reconocer al vencedor.
La realidad es que se avecinan nuevamente las elecciones atípicas en La Guajira, para elegir un nuevo gobernador que debe tomar las riendas del Departamento que hoy está en crisis y que le urge un cambio social y político ¡Ya está bueno, de seguir eligiendo a nuestros verdugos!