El hogar de una matrona raizal es un nicho inconfundible. Su aspecto macondiano, siempre similar a la casa de los ‘Buendía’ de ‘Gabo’, nos anuncia que allí vivió o, tal vez, aún vive una matrona.
La casa de María de los Remedios Pimienta Pinto de Gómez, (q.e.p.d.) o simplemente ‘Meme Pimienta’, también con nombre macondiano, no podía ser la excepción y visitarla es adentrarse en los laberintos de la historia y la tradición. Las fotos de un galeno revolucionario, soñador de equidad y justicia social, se entrelazan con recuerdos carnavaleros y objetos de anticuario; una morada repleta de Caribe, donde los recuerdos dan cuenta del amor de los hijos a sus progenitores, pues cuidan la casa con la misma devoción con que las perpetuas cuidan los santos. No estará llena de lujos y modernidades, justo por ello visitarla es una ‘goduria’ (placer), solo apta para entendedores, quienes seguramente se encantarán con cada objeto, comprendiendo su significado y justa valía.
Allí pululan los recuerdos de importantes momentos, en imágenes en blanco y negro, junto a las planchas de hierro macizo, para la ropa almidonada, de esas que fabricaba en la calle ancha, el herrero de la época: Roque Barros (q.e.p.d.) y por supuesto, también abundan las mecedoras de madera y mimbre, donde su prole se sientan a arrullar los momentos pasados, alegres y tristes, que cimentaron el hogar.
Los hijos de ‘Meme’ (‘Memita’, ‘Carlitos’, Ena, ‘Lucho’, ‘Toty’, Dina y Otto), todos vivos. ¡A Dios Gracias!, le dan duro a la sin hueso, y es un deleite escucharlos, haciendo siempre remembranzas de los días bonitos en que su padre regresaba de viaje, en las travesías de hasta 2 y 3 meses, en los barcos de mi abuelo Marcos Brugés, (q.e.p.d.).
Luis Eduardo Gómez, el papá, llegaba a casa cargado de regalos y de mercancías, para vender en la miscelánea que ‘Meme’ tenía en la casa y que servía de sustento, para bandeársela en las largas ausencias del patriarca.
‘Meme’ fue maestra rural en Matitas y su bondad no escondía ese carácter fuerte y dominante, que le permitía ajustar a cualquier pelaíto indómito como a sus hijos.
Alternaba los regaños con lecturas, ella amaba leer y leía todo lo que se le atravesaba. Por ejemplo, hermosas poesías y largos sonetos que aprendía de memorias y recitaba con gracia innata.
La alegría de ‘Meme’ no conocía orilla; como buena matrona caribeña, era amante del festejo y cualquier logro familiar era motivo pa’ un fundingue y como sus muchachos la llenaban de satisfacciones, entre grado y nombramientos, se la pasaba celebrando.
No imagino una manera más oportuna para honrarla y recordarla que un buen baile de Carnaval, por ello aplaudo la continuidad de la Fundación Cultural “los viernes carnavaleros de ‘Meme’ Pimienta” que ella misma ideó y ejecutó antes de morir, para recordar las fiestas de Carnaval que se hacían en su época: mucho disfraz, y colorido, perfume y talco de cuerpo con olor que reemplaza a la convencional Maicena.
La vida social de esta matrona fue intensa: formó parte activa del recordado ‘Club Infantil’, cuyas integrante son recordadas en un mural de la calle ancha, así como también perteneció al combo de ‘La tercera edad’ de Comfamiliar de La Guajira y de ‘Las Intocables’, un grupo dedicado al festejo de los cumpleaños de cada miembro.
Celebro con gran beneplácito la libertad que dio ‘Meme’ a sus hijos para perseguir sus ideales.
Respetar sus decisiones fue un gran acto de amor, justo en aquellas épocas en donde la autoridad de un padre era incuestionable, un acierto que le permitió regalar a la humanidad hombres y mujeres de bien.
Hoy es viernes, pégate la rodadita por la sexta, paisano, pero eso sí, que sea la decencia el vestido que te adorne, pues no se acepta vandalaje.
Sus hijos amplios y gentiles te darán la bienvenida y desde lo alto, una viejita perfumada, con tacones y emperifollada con todos los perendengues pertinentes, velará por el éxito del festejo.
Yo, en cambio, recordaré, que mi primera muñeca de trapo fue creada con las manos mágicas de la legendaria Meme Pimienta, la de la Sexta.