“Voy cantando, esta es mi profesión, aunque sufro, yo no lo demuestro, y gracias me han dado por haber cantado penas con canciones, donde yo he cantado mi voz ha llevado mensajes de amor hasta el fin; yo la he esperado y mi Dios me ha apaciguado mis temores, ay amigos, yo he llorado y ustedes me han ignorado mis dolores”.
No pude iniciar el análisis del tema que ocupa nuestra atención sin recordar ‘El cantante’, una canción de la autoría de Daniel Celedon Orsini que ‘Poncho’ y Emiliano incluyeron en el corte número uno del lado a del LP titulado ‘Río Seco’, que salió en el mes de noviembre de 1974.
La música vallenata, así como tuvo acordeoneros, compositores y cantantes famosos, igual son muchos que hoy disfrutan las mieles del triunfo; hay otros que son aquellos a los que Julio Oñate Martínez se refiere como ‘Los héroes ocultos’.
Entre ellos ubicamos a los coristas, quienes han sido a través del tiempo los que con su esmero y excelente manejo de su voz han colocado la cereza al postre para hacer las canciones más hermosas, inclusive, en algunas acompañando al cantante principal de principio a fin, como lo hicieron ‘Wicho’ Sánchez y Miguel Yanet en ‘Penas negras’, en 1970; Gabriel Chamorro con ‘Poncho’ Zuleta en las canciones ‘Mi Rosalbita’, de Álvaro Cabas, en 1974. y ‘La entrega’, de Julio Oñate, en 1979, y ‘El Socio’ Celedón con ‘Beto’ en la canción ‘Lo mismo que siento yo’, de Hernando Marín, en 1984, y Chema Corrales con Rafael Orozco en 1991 en la canción ‘Tu marcas la diferencia’,entre otras.
En estos días nostálgicos cuando una sensación de melancolía colectiva comienza a abrumar nuestros pueblos, recordamos a muchos de aquellos hombres y mujeres que con lo que Dios les dio, una gran voz, se destacaron y se han destacado en los coros de las agrupaciones vallenatas. Así vienen a nuestra mente Gabriel Chamorro, Ángel Fontanilla, Jhony Cervantes, Esteban Salas, Alcides Diaz, Juan Piña, Julio Morillo, Daniel Parodi, Édgar ‘El More’ Ovalle, ‘Chiche’ Ovalle, Álvaro Molina, Jairo Serrano, Marcos Diaz, Geovani Caraballo, Jairo Serrano, Hugues Fernández, Víctor Hugo Ayala, ‘El Socio’ Celedón, Joe Arroyo, Chema Corrales, Erik Escobar, Sandro Bermúdez, Álex Manga, La india Meliyará, Rita Fernández y Martina ‘La Peligrosa’.
La mayoría de los mencionados tienen o han tenido fanaticada propia. Había gente que iba a las casetas a verlos, hay canciones a las cuales se les identifica de entrada por el coro inconfundible de unos u otros, fue gente que hizo un aporte de indiscutibles connotaciones para el éxito de canciones y albanes vallenatos.
Ya los créditos a los que integran la nómina de músicos que están detrás del cantante no importan, inclusive, ya hay quienes se han atrevido a desaparecer al acordeonero. Más de uno ha aceptado el trato indigno de no aparecer en la carátula del trabajo que sin él no hubiera salido nunca.
Era tal la importancia de los coristas hasta hace muy poco tiempo, que estaban autorizados para mandar saludos, entablaban diálogos con el cantante, popularizaron textos y paratextos, y manifestaciones de animación durante los interludios de las canciones para dar fama al acordeonero o a quien cantaba, y a nadie se le cayó la corona por permitirlo, pero como nos gusta tanto copiar cosas ajenas, toda esa gente fue silenciada.
Ahora nadie sabe quién hace los coros en las agrupaciones, realmente dejaron de existir, el trato que reciben la mayoría es de relleno, les limitan durante las grabaciones, todo es medido, milimétrico, frío y plano impidiéndoles que se les escuche todo lo que tienen, por celos para impedir que en algún momento opaquen al cantante.
Todos han dejado impregnada su huella indeleble en las mejores páginas de la música vallenata tradicional, como Chamorro y Fontanilla en ‘Río Seco’ y ‘Te sigo esperando’, el mismo Chamorro y Jhony Cervantes en ‘Diosa de la Serranía’ y ‘El encuentro’, con Simón; Juan Piña y Julio Morillo en ‘Tres canciones’. El mismo Juan Piña con Jairo Serrano en ‘Camino largo’ y ‘Mensaje de Navidad’; Álvaro Molina y Julio Morillo en ‘Dios lo libre’; Adriana Lucía con su hermana Martha, conocida ahora como Martina ‘La Peligrosa’ en la canción ‘En los días que te quise’. Seríamos interminables porque hay muchos ejemplos más.
Esperamos que así como lo vienen haciendo algunos acordeoneros, también los coristas se hagan respetar. Ellos no son trapito de bajar olletas en las agrupaciones, tienen una gran importancia y una grandísima responsabilidad.
Entre otras cosas, hubo un caso anecdótico que muchos desconocen. Sucedió que cuando Diomedes se encontraba en Bogotá grabando las canciones que iban a incluir en el LP ‘Fiesta Vallenata’, Volumen 14 en 1988, los coristas no estaban, y cuando estuvo lista la canción ‘Matildelina’ no sabían qué hacer porque faltaba el coro. Dio la casualidad que allí se encontraban Silvio Brito y ‘El Pangue’ Maestre, y fueron ellos los que hicieron el coro. Quedó perfecto. Ese detalle lo desconocen muchos ‘diomedistas’.
Coristas, mis hermanos, sacúdanse porque su gente los está olvidando.